Último adiós a “Lelo” Alonso

Por su naturaleza y por la importancia de la persona involucrada, la novedad causó conmoción en el ambiente del automovilismo tucumano: en la tarde del jueves 20 de julio, a poco de cumplir 70 años, falleció Guillermo “Lelo” Alonso.

El piloto, que supo de mil batallas en distintas categorías, fue hallado muerto en el lugar según versiones de diversas fuentes. De momento se desconocen las causas del deceso. Peter Olaz, de viaje a Concordia, muy amigo de Guillermo (uno de los hijos de “Lelo”), confirmó el fallecimiento y deslizó que el velatorio de hará en la empresa Flores, durante el viernes.

“Lelo” se convirtió en leyenda de nuestro automovilismo, luego de años y años en la actividad. Pasó por varias categorías y en todas se destacó.  Nacido el el 24 julio de 1947, esta gloria cuenta entre sus pergaminos los campeonatos de 1973, 1975 y 1977 de la Categoría B, a los que sumó los subcampeonatos de 1974 y 1976.

“Lelo” tuvo dos matrimonios y cuatro hijos: Micaela, Agustina, Guillermo y María Victoria. Su última aparición en actividades mecánicas fue en una prueba de autos clásicos de pista, en el autódromo de Río Cuarto, el 19 de abril del año pasado.

Alonso fue reporteado en su momento por Motorplus. Buena parte de sus recuerdos pueden leerse en ESTE ENLACE.

En un reportaje concedido a nuestra web en septiembre de 2016, había recordado su paso por la categoría Monomarca.

Aquella vez, dijo: “El año de mi debut tendría que haber sido campeón. En la serie de la última prueba, Berral tuvo problemas y quedó como segundo suplente. Antes, se había dicho que ninguno de ellos podía largar la final. Pero por obra y gracia de algunos dirigentes, Mario apareció en el último lugar en la grilla. Luego sumó los puntos que lo llevaron al título. Yo salí segundo. La Monomarca era una categoría pareja, con una mecánica muy limitada y con algunas falencias. La carrera que más recuerdo es una en Salta, donde largué último, en el lugar 46, y comencé a remontar. Llegué al segundo puesto detrás de Berral, pero él me hizo ‘tragar el sapo’, pisó el freno en la cola del avión y yo levanté, ahí me hizo la diferencia.”

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