Todo comenzó allá por 1960, cuando Carlos “Lito” Mohamed comenzó en el motociclismo. Con el paso de los años volcó su experiencia en su hijo Lucas. Y hoy la continuidad del apellido la llevan adelante sus nietos, Lucas y Selim.
Podemos decir que la de esta familia es una de las historias más ricas del automovilismo tucumano. Seguro que tendrá su continuidad por muchos años más.
Nos reunimos con los cuatro integrantes de la familia Mohamed, con quienes tuvimos una charla informal que fue extensa, de la cual destacamos lo siguiente…
-“Lito” ¿qué significa para vos ver correr a tus nietos?
-Me pone muy contento por la continuidad del apellido en el deporte motor. Cuando nació Lucas, mi papá me dijo que estaba muy contento porque el apellido iba a seguir. Con Lucas (h) y Selim es un caso parecido.
-Lucas se crio en un ambiente de carreras, ¿su comienzo fue parecido al de tus nietos?
-Cuando Lucas era chico yo preparaba dos karts que eran de los Cerruti, que eran chicos. Un día en un circuito me dijo que él también quería correr, le armé un kart y ya en la primera carrera estaba adelante. Creo que fueron 25 años sin parar, hasta que dejamos el Turismo Nacional. Para mí es hermoso verlos girar ahora a ellos, pero ellos no vivieron esto como lo vivió Lucas. Ellos no frecuentan mucho el taller, pero ahora vemos que tienen la misma pasión.
-Lucas ¿por qué empezaste a correr?
-Yo era chico y “vivía” en el taller, un día me llevaron a una carrera y vi que había chicos de mi edad compitiendo y me dije “yo también quiero hacerlo”, y empecé a molestar para que me armen un kart. En esa época mi papá todavía corría y lo hizo un tiempo más, hasta que se dedicó de lleno a mí.
-Y con tus hijos, ¿cuál fue el proceso?
Distinto. Ellos no estaban mucho en el taller, así que yo esperé a que se decidieran. Sólo los llevaba a los karts de alquiler del kartódromo de El Timbó, hasta que Matías Rodríguez me invitó para que Selim vaya a la escuelita; al tiempo corrió su primera carrera oficial. Entonces “Luquitas” ya también lo quiso hacer, pero no había escuela para su edad, así que empezó directamente en la 150cc Junior, con chicos que ya tenían varios años corriendo. Por suerte a los dos les gustó y andaban bien. Lo de “Luquitas” fue más difícil porque tenía que aprender a manejar el kart y además con caja, algo que él no conocía. Nos sorprendió y se adaptó muy rápido.
-¿Fue comenzar de nuevo?
-Sí, no teníamos nada, sólo el kart, nos prestaron todo. Ahora ya nos vamos a meter de lleno nuevamente en la preparación.
-“Luquitas” ¿por qué corrés?
-Porque me gusta. Cuando era chiquito acompañé a mi “viejo” a alguna carrera y me gustaba lo que hacía. Me gusta correr en kart.
-¿Te acostumbraste rápido?
-Sí, le presté mucha atención a lo que me dijeron mi papá, mi abuelo y Walter Distaulo. Me adapte rápido. Me acuerdo que mi papá me dibujaba en papel un circuito y me enseñó por donde tenía que ir.
-Selim, ¿y vos por qué corrés?
-Me gusta, vi algunos videos de mi papá y quería hacer eso, así que le pedía que nos lleve a los karts de alquiler. Después me subí al de la escuelita y me gustó mucho más. Ese kart andaba más rápido y empecé con las carreras ya en serio.
-Lucas, ¿cómo son tus hijos en situación de competencia?
-“Luquitas” es muy tranquilo, en cambio Selim está siempre ansioso, no se queda quieto. Ellos se muestran como son en su vida diaria. “Luquitas” lee bien lo que hace el kart, él sabe cuándo está haciendo buenos tiempos y cuándo son malos. Selim también aprendió y sabe cuándo el kart cambia y lo dice.
-“Lito”, ¿cómo siguen ahora?
-Ya nos pusimos a trabajar en los karts, estamos investigando el reglamento. Los motores son chinos, tenemos mucho por conocer e investigar.
Sabemos que este es el comienzo de una nueva etapa para los Mohamed en el automovilismo. Lo que no sabemos es hasta dónde llegarán en esta oportunidad.
