Felipe-Turbay, con dos estructuras unidas para el triunfo

Por un lado, el Felipe Competición, por el otro el Oso Competición (como le pusieron los amigos), dos estructuras separadas, pero que trabajan juntas para llevar adelante el proyecto de conseguir buenos resultados en el automovilismo.

Ricardo Felipe está en los fierros desde siempre, junto con su familia, metido en cada rincón de los boxes cuando su papá y sus hermanos corrían. Luego llegó a ser el piloto. Pablo Turbay, a quien le gustaban los fierros pero no tenía una familia ligada a ellos, se dio maña y desde chico comenzó a visitar el taller de “Yiyo” Chincarini, hasta que logró meterse en él. Y también tuvo su momento como piloto.

Luego de un tiempo ambos comenzaron a dedicarse a la preparación de autos de carrera y hoy cada uno tiene su estructura. Pero a la hora de conseguir resultados no dudan en aunar esfuerzos.

El fin de semana pasado consiguieron su segundo triunfo consecutivo en el TP 1.100 salteño de la mano de el piloto Gustavo Vaca, por lo que la alegría fue grande. Pero no solo de ellos, sino de todo el automovilismo tucumano.

Los protagonistas contaron sobre sus comienzos:

Ricardo: “estoy en el automovilismo desde siempre, desde muy chico ya estaba en el taller de mi viejo y en las carreras. Cuando me dieron la primera oportunidad no dudé y comencé a correr”.

Pablo: “yo vengo de una familia que es cero automovilismo. Vivo en el barrio donde tenia el taller Yiyo Chincarini y siempre veía entrar autos de carrera. Empezamos junto con ‘Leo’ Ulla a llegar al taller, a curiosear hasta que Yiyo nos integró para que trabajemos. Así comencé en esto de las carreras. Pude correr algunos años en la F-4 y en Fiat 1.100 en Salta. Cuando el presupuesto no alcanzó, comencé a alquilar el auto. Recuerdo que mi primer cliente fue Martín Salazar, después Ricardo corrió uno de mis autos y ahí comenzamos con la amistad.

Cómo es el trabajo entre ellos:

Ricardo: “con Pablo nos llevamos muy bien, cada uno tiene sus autos, pero a la hora de trabajar siempre nos damos una mano y en carrera hacemos todo juntos. Yo tengo los autos de la 1.100 de los jujeños ‘Tony’ Jodal y Gustavo Vaca y en la 1.400 el de Facundo Jerez, también jujeño. Cuando por ahí yo no llego con el tiempo a las carreras con los autos, Pablo me da una mano y lo mismo hago yo con los autos de él”.

Pablo: “somos como equipos separados, pero la estructura es una sola. Para darse una idea, Ricardo no tiene espacio físico en su taller comercial y los autos están en el mío. Nos complementamos bien y venimos funcionando. Yo tengo los autos del TP 1.400 de Ignacio Vaira y ahora el de Javier Rivera, que debutó en la última fecha corrida. En carrera trabajamos juntos para atenderlos a todos”.

Quiénes están a la hora de agradecer:

Ricardo: “incondicionalmente a mi familia, me bancan todo, le dedico mucho tiempo a los autos de carrera y eso me quita tiempo con ellos. A veces salgo muy temprano de casa y mis hijos están durmiendo y cuando vuelvo a las 11 de la noche también. Son de fierro”.

Pablo: “yo voy a estar siempre agradecido a Yiyo y Sebastian Chincarini, yo sin ellos jamás hubiera podido entrar en este mudo del automovilismo y ahora tener mi propia estructura”.

Ricardo y Pablo trabajan en silencio y en forma incansable. Es hora que los empecemos a valorar: son tucumanos y están triunfando en el automovilismo de la región.

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