Eduardo Namur y sus increíbles vivencias con Nasif Estéfano

Eduardo Namur fue uno de los privilegiados de haber podido sentarse en la butaca derecha de Nasif Estéfano, mirar y aprender de cómo manejaba. Camino a que se cumplan 50 años del fallecimiento del ídolo, sus palabras adquieren un sentido especial. Las extrajimos de una nota que hicimos con Eduardo en su momento. Rescatamos algunos de los párrafos en los que nos contó sus experiencias con Nasif.

-Cercanía: “Yo me crie en el taller con mi tío Roque y con Nasif Estéfano. Había una amistad muy estrecha entre las familias, vivíamos a una cuadra de distancia”.

–Aprendizaje: “Probaba los autos de ellos en la ruta, en los 1.000 metros. Antes recuerdo que teníamos las multicarga de la agencia Fiat y me las daban para que vaya a Las Estancias. Ahí me pegaba una ‘entrenadita’. Además, tuve la suerte de acompañar a los dos, a Roque y a Nasif. Eso fue lo más importante para mí. Ya tenía conocimiento del auto, las velocidades, cómo se frenaba. Eso fue lo que me permitió empezar ganando mi primera carrera y con el récord del autódromo”.

-Experiencia única: “¿Cómo fue acompañarlo a Nasif? Yo tenía 17 años y siempre molestaba para que me lleven, hasta que un día Roque le dijo a Nasif, ‘llevalo para que deje de molestar’. Me tuvieron que hacer un permiso especial mis padres, porque yo era menor de edad. Imagínense lo que fue para mí. Me acuerdo que llegamos a la primera curva en Alpachiri y no levantaba. Yo me preguntaba dónde iríamos a parar, iba agarrado al asiento, creía que le íbamos a dar al alambrado. ¡Pero lo hizo con una calidad! Así comencé a aprender, imagínate, iba sentado sin hacer nada, sólo miraba cómo manejaba. Así empecé a aprender cuáles eran los límites, no sabés lo que manejaba el ´Turco'”.

-Nasif relator”: “En una carrera que corría con Nasif recuerdo que, entre tantas cosas que hacía él, era que por momentos hablaba. En un desafío, había aceite en la ruta y ahí se puso a relatar la carrera. Decía que en algún momento encontraremos el ‘no va más’ de algún competidor en la carrera y más adelante había un auto parado. ‘Es Roque’ me dice. Después rompimos nosotros. Recuerdo que bajamos en punto muerto y en un momento me quiero sacar el casco y me retó. Me dijo que a pesar de ir despacio teníamos que ir con el cinturón y con el casco puesto. Por eso lo que dicen de que a Nasif le gustaba correr sin cinturón no es cierto”.

-Los consejos: “Cuando él ya vivía en Buenos Aires, venía a Tucumán periódicamente a cobrar unas publicidades. Yo lo tenía que buscar del aeropuerto y lo llevaba a una pensión en la que yo paraba. Ahí se bañaba, se cambiaba, y se iba a cobrar. Después íbamos a Concepción, pero ahí ya manejaba él. Recuerdo que me decía ‘al auto tenés que llevarlo así o así’ y me enseñaba. Pero me decía ‘hacelo tranquilo porque esto me llevó años aprenderlo a mí’. Y eso les puedo transmitir a los que hoy les preguntan algo. Me acostumbré a llevar el auto lo más prolijo posible, sin trabarlo. Tenés que resolver con la cabeza lo más rápido posible, tenía sensibilidad con el auto y todo eso me enseñó Nasif”.

Las “chupadas”: “En esa época era normal viajar ‘chupados’ con otro auto. Una vez, Carlos Acotto largaba delante nuestro. Yo iba con Nasif, me dijo que le pregunte si podía ir chupado con nosotros, le pregunto a Nasif y me dice ‘sí, no hay problema’. Le digo a Acotto y él me dice ‘no te olvides de avisarme si viene alguna curva peligrosa’. Él largaba adelante, lo hace y espera que lo pasemos, comenzamos a andar hasta que se vino la primera curva con un puente. Ahí me agarré fuerte y me dije ‘ay mamá, aquí no doblamos’ y me olvidé de hacerle señas a Acotto. Cuando doblamos Nasif me dice ‘miralo a Acotto’. Venía con las ruedas en el alambrado, por suerte lo pudo sacar, ¡pero me dio una retada!”.

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