Adiós, “Lole” Reutemann

Enterados de la triste noticia por el fallecimiento de Carlos Alberto Reutemann, se nos paralizó el corazón a los que nos gusta el automovilismo. También a muchos otros que disfrutaron con él y de alguna manera se hicieron hinchas de este deporte. Por supuesto, los tucumanos no podíamos quedar afuera, porque en su extensa trayectoria pasó varias veces por la provincia. Cuando eso sucedió nos dimos el gusto de conocerlo. El santafesino seguirá siempre en el recuerdo de todos, por los gratos momentos que nos quedaron de su carrera deportiva. Por ello, gracias por todo “Lole”.

Sin dudas fue un ídolo, que fue admirado a nivel mundial. Comenzó desde abajo, y esa fue quizás la época que más disfrutaron los tucumanos de este gran piloto. Aquellas Vueltas del Noroeste en las que ya demostraba su potencial por los cerros, son para recordar. Estuvo midiéndose con los grandes de esa época y mostrando, según los entendidos, algo que lo diferenciaba del resto. Fue en ese tiempo cuando los pilotos tucumanos tuvieron la posibilidad de conocerlo, de medirse con él y de compartir una que otra reunión. Por qué no, alguna charla. Entre los que siempre hablaba de la amistad que había hecho con él, era nuestro querido y recordado Carlos Acotto, quien no perdía la oportunidad de contar anécdotas con el “Lole”. Es más, por él nos enteramos el por qué de su apodo: al salir de la escuela y al no querer ir con sus amigos, decía “me voy a ver lo lechones”, ya que vivía en el campo. Así lo cargaban sus amigos, “andá a ver ‘lole’ chones”.

Cómo olvidar los domingos cuando nos levantábamos y nos reuníamos en la casa de algún amigo a escuchar por radio las carreras de la F-1. Después, por supuesto, vino la televisión y entonces seguíamos con las reuniones, todos mirando lo que hacía el santafesino.

Los más jóvenes (por aquella época) lo conocimos más de cerca cuando ya estaba en sus últimos años de la F-1 y comenzaba con sus carreras en rally. Fue en 1980 cuando lo tuvimos a centímetros, sí a centímetros, en aquel Mundial llamado Codasur, con su Fiat 131 Abarth. O a algunos metros en el autódromo “Nasif Estéfano”, después de cada etapa. 

Así fueron varias carreras en la que lo vimos pasar en distintos lugares del país, en los que paseó su talento por la tierra. Los del norte también tuvimos la oportunidad de verlo muy de cerca y hasta compartir algún diálogo con él en el Desafío de los Volantes de 1989, que se corrió en La Rioja. Y si venimos más aquí en el tiempo, los tucumanos que pudimos ir a ver el Gran Premio de F-1 del año 95 que se corrió en el autódromo de Buenos Aires, lo vimos por última vez manejando una Ferrari. Con esas imágenes nos quedamos los tucumanos de ese gran “Lole” Reutemann.

 

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