
¡Por fin comienza la temporada! Me siento un poco como un niño antes de Navidad”, exclamó en 2010 Michael Schumacher frente a su inminente regreso a la F-1 con el entonces nuevo equipo Mercedes.
Son, justamente los niños, quienes viven con intensidad el día de Navidad. Hace algunos años, la revista Corsa consultó a varios pilotos nacionales qué recuerdos tenían de este día. Las respuestas dibujan una sonrisa.
Matías Rossi contó que una vez en su Del Viso natal puso con su familia una “torta” de 50 cohetes en el borde de una pileta. “Se cayó y quedó apuntando para el lado donde estaba mi abuela”, recordó. Resultado: casi nada, un susto y una pierna de la “abu” con una “marquita”.
Brian Smith recordó que a los seis años, Papá Noel le trajo un Ligier de F-1 gigante, a control remoto. “Después, cada vez que veía una estrella a la noche pedía como deseo correr en la ‘máxima’ y con un Ligier, jaja.”
El sanjuanino Facundo Della Motta contó una anécdota ya de adolescente: salió con sus amigos después del brindis de medianoche, bebió de más, volvió a su casa y se encerró, sin avisarle a nadie. “Dormí hasta las cuatro de la tarde. Cuando me levanté, todo San Juan me estaba buscando, ¡hasta la policía! Mi mamá me quería matar”.
Facundo Ardusso dijo haber sido un “cazador” de Papá Noel. “Era chiquito, estaba poniendo los regalos y lo enganché. Me trajo una bicicleta y una pelota de fútbol” contó sobre su inocencia de niño.
Un tío disfrazado de Papá Noel, al que casi atacaron los perros guardianes de un vecino, fue la anécdota que contó Emiliano Spataro. “Se presentó ante nosotros, los más chicos, con el traje roto y él muy asustado. Otro año recuerdo que me regalaron un cuatriciclo y era tan chiquito ¡que pensé que era una cortadora de pasto!”