Esta historia empieza en 2003 y se origina en la foto principal que ilustra esta nota. En ella, se puede ver a Pedro García, al lado de un Fiat 600, bien acompañado y en la pista del autódromo “Nasif Estéfano”. Más de 13 años después, este empresario de transporte, hoy piloto de la categoría salteña Promocional TP 1.100 Estándar da detalles de aquella imagen y cuenta cómo fueron sus siguientes pasos en el automovilismo.
– Una foto y mucho para contar…
– Y sí. Yo tenía 23 años y venía de correr algunas carreras de karting. Al automovilismo lo viví de cerca desde niño, porque mi papá, “Lito” García, corría en Monomarca. Entonces me largué a competir en el APTC 850, con Juan Carlos Loretto como compañero de equipo. Pero fue una temporada en la que sólo participaba, porque no llegué nunca a hacer siquiera un podio.
– Se ve mucha prolijidad en la presentación del auto, y ¡hasta promotoras te acompañaban!
– Sí, creo que era el único que las tenía. Eso se debe a que contaba con un auspiciante, Nalecc, del ingeniero Carrizo, que tenía ese tipo de promoción. Ese hombre me ayudó mucho. Recuerdo que compartíamos con Luis del Pozo el sponsor. Al final corté mi carrera cuando terminó esa temporada.
– ¿Cómo siguió tu historia?
– Estuve varios años sin correr, hasta que volví en 2008, pero ahora como navegante de rally. Lo acompañaba a Julio Chanta en un Fiat 128 de la A-5s. Lo nuestro fue una campaña irregular. Hasta que recalé en el automovilismo de Salta.
– ¿Cómo fue eso?
– En 2015 me decidí a volver a manejar. Fue en un 128 de Ricardo Felipe. No hice muchas carreras y al final le terminé pasando el auto a Benjamín López, el hijo de “Micky” López y después fue Diego Belmonte el que empezó a manejarlo.
– Ahora tenés auto propio, ¿qué planes tenés?
– Correr toda la temporada. La asistencia será de Ricardo “Kakaka” López. El auto es mío desde finales de 2016; se armó en su momento en Mar del Plata, después pasó a Villa Mercedes (San Luis) y ahora está en mis manos. Ojalá me traiga satisfacciones, es lo que más quiero.