Un amigo siempre es de”fierro”

Muchas veces los gestos de humanidad no trascienden de boca de los protagonistas. En el caso de la nota que nos ocupa, bastó un comentario en Facebook para hallar uno de ellos. En realidad, se trata de un escrito que Philippe Delevaux le dedicó a Pablo Ortega, en el que se trasunta una amistad en la que el automovilismo es parte integrante.

¿Quién es Philippe Delevaux? Es un joven tucumano de 25 años cuya historia trascendió hace algún tiempo. Según una crónica de La Gaceta, el 3 de noviembre de 2013, Philippe viajaba en su auto, un Peugot 207, por una de las calles de Lomas de Tafí , hacia el centro. Una mala maniobra por adelantarse a un auto hizo que el suyo vuelque e impacte contra un árbol. “El techo del lado del conductor quedó más abajo que el volante. Nadie sabe cómo hizo para salvarse. Porque él conducía el auto” señaló el artículo. El golpe desplazó dos vértebras de la columna y le aplastó la médula espinal, por donde corren los nervios hacia todo el cuerpo. De la cintura para abajo quedó “desconectado”. Estuvo un mes en terapia intensiva hasta que pasó al hospital Fleni, en Buenos Aires. Y luego volvió a Tucumán.

Philippe gusta de los deportes mecánicos. Y es a través de su relación con “Pabloso” que acaba de vivir una experiencia única, en la que el piloto de barrio Norte fue parte fundamental. “Desde darme todas las comodidades para asistir a las carreras y regalarme tu casco, traer mi silla desde Buenos Aires o darme el gusto de compartir uno de los pocos Evo IX del país, puedo asegurar que los campeones no se hacen en un gimnasio, muchos menos en un autódromo. Los campeones están hechos de algo que tienen en su interior: humildad y grandeza. Por buen camino vas y en busca del podio seguimos, amigo querido, ¡gracias por ser quien sos!” escribió Philippe y subió la imagen que acompaña esta foto. Desde que hizo la publicación, se multiplicaron los comentarios destacando el gesto.

También en su cuenta de Facebook, Philippe escribió contando cómo pasa sus días: “actualmente hago el doble de cosas de las que hacía antes. Realizo charlas en todo el país sobre concientización y motivación, participo en un taller de informática en una fundación para chicos con distintas discapacidades, tengo pensado retomar mis estudios pronto y estoy armando una bicicleta adaptada con la cual pienso recorrer un desafío de 1300 kilómetros desde Tucumán a Buenos Aires.”

Su caso, sin dudas, es todo un ejemplo de cómo sobreponerse a las vicisitudes de la vida. Se dice que todo lo que se da vuelve. Esta vez, Philippe recibió un abrazo del alma de parte de “Pabloso”.

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