Triunfo, rally y mirada profunda

Entre más de 70 competidores, él fue el mejor. Lo que Fabián Scalora logró el fin de semana en Bañado de Ovanta, por el Campeonato Catamarqueño de rally, no es usual. Por eso su alegría, su satisfacción y su agradecimiento por la conquista. Pero, al mismo tiempo, el piloto no olvidó los tiempos que se viven por la pandemia. Todo eso aflora en la entrevista que ofreció a Motorplus Tucumán.

– ¿Esta fue una victoria como otras o tuvo algún sabor especial?

– Fue espectacular haber ganador, ya son dos al hilo, en el Riojano y en el Catamarqueño. Me sentí feliz por volver al Catamarqueño y ganar una carrera en la que hubo más de 70 autos, de buena calidad y con excelentes pilotos. Pero este premio quedará en la vitrina de los mejores que conseguí. Fue en homenaje a Matías Reinoso, a quien jamás olvidaré.

– Imaginamos que la lista de agradecimientos es larga, ¿es así?

– Por supuesto. No puedo dejar de agradecer en primer lugar al equipo que componen David Faisal, “Nico” y “Chino”, que me entregaron un tanque de guerra. Sí les pido perdón porque los hice trabajar en la asistencia. Eso casi nunca ocurre, porque el trabajo lo hacen todos los días en el taller. También gracias a mi navegante, Agustín Ceruti, a los que nos acompañan, como Alicia y Tadeo. A los organizadores, al grupo de amigos pilotos como Lucas, “Maxi”, Arturo y muchos más que ayudaron desde afuera. A “Cabeza” Ahumada, que con toda su gente de la federación estuvo presente acompañando y trabajando. A Facundo Barrionuevo con la cobertura médica de Solmed. Al grupo de cronometraje con Luis Roberto Lucero y su excelente equipo, que trabajó a full para poder terminar con una gran fiesta. Párrafo aparte para el público por el cariño que me brindaron. Y a mis colegas, a quienes volví a ver después de mucho tiempo.

– ¿Cómo definís a este rally tan masivo, en el que se pusieron al límite las normativas sanitarias debido a la pandemia?

– Yo, en lo personal, después de haberme contagiado de covid-19, tengo otra cosa en la cabeza. A decir verdad, me da miedo contagiarme de nuevo. Venía de correr en Olta, donde hubo 88 tripulaciones. No iba a Catamarca hace mucho tiempo, había prometido volver. Un tema fue la relación con el público: se acercaban, no sabía cómo saludarlos a todos. Fue difícil. Entiendo que los latinos somos así. Por otro lado, soy consciente de que esto no terminará mañana, es otra vida, lo que pasa es duro, pero hay que acostumbrarse. Doy un ejemplo: en las dos carreras que hice este año, me encontré con una situación: de los presentes, era el que peor la había pasado. Pero eso también me dio conocimiento. Por ejemplo, Agustín, que también estuvo internado por la covid-19, me preguntaba cosas todos los días. Yo era como un médico para él.

– ¿Organizar un rally es ahora más difícil?

– Es complicado. Por un lado, está la cantidad de participantes. Y por otro el público. Hay que enseñarle a la gente a comportarse, para que todos podamos vivir las carreras a pleno. El organizador tiene una parte de responsabilidad, pero nosotros también la tenemos desde afuera. Yo digo que con todo lo que pasó, hubo muchos que la pasamos mal. Entonces, sabemos de qué se trata.

– ¿Sentís más que nunca que esto es como ir día a día?

– Exacto. En cuanto a las carreras, no sabemos cuándo volveremos a correr. Más ahora que los casos han empezado a subir. Esperamos que pase rápido, pero la realidad nos dice que no será así.

– Como deportista, ¿cómo se supera un cuadro como el que se tocó vivir, para volver a los caminos y encima ser tan competitivo?

– Con fuerza de voluntad, fortaleciendo la cabeza. Yo me cuidaba mucho y me contagié, eso que asumí que la mejor vacuna era el distanciamiento, el barbijo, el alcohol en gel. No la pasé bien, pero me recuperé. Hoy, trato de poner el chip del día a día. Esto es así.

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