
A fines de 1970, los responsables del equipo de F-2 del Automóvil Club Argentino, que participaba en el campeonato nacional, se decidieron por contratar, como tercer piloto del equipo, a Héctor Farina, un joven piloto pergaminense de 25 años, que en esos momentos se desempeñaba en la categoría Fomento Automovilista.
Por supuesto que, la novedad, llevó descontento a varios pilotos que pretendían esa butaca, pero la experiencia impulsó a los dirigentes a nominar a Farina, sí, el mismo “Toti” que después se hizo santiagueño por adopción y es uno de los responsables de la construcción y actualmente el encargado, del autódromo de Las Termas de Río Hondo.