Todo un temático en el deporte

Hace un tiempo, cuando publicamos una nota de motonáutica, apareció el apellido Simonetto. Surgió la curiosidad e inmediatamente nos contactamos con Esteban Simonetto, para preguntarle quién era y la respuesta fue: “mi papá”. Ahí fue que decidimos conocer más sobre aquel piloto. Y no pasó mucho tiempo para que tengamos un diálogo con su esposa, Olga Susana Zotola y sus hijos Silvio y Esteban, para tratar de traer recuerdos de ese italiano que supo dejar su huella en el deporte.

Susana fue la encargada de llevarnos a conocer la historia de Lorenzo. “Yo a él lo conocí como Enzo, todos lo conocían como Enzo. Después de un tiempo de novios, me contó que realmente se llamaba Lorenzo. Ese nombre tiene un por qué: él nació en Padova, Italia y sus padres querían que se llame Enzo. Cuando lo fueron a anotar, en aquella época se lo hacía en la iglesia. Cuando su papá le dijo al cura que quería que se llame Enzo, este le contestó: ‘no hay ningún santo Enzo, le vamos a poner Lorenzo y podrás llamarlo Enzo'”.

El relato seguió: “cuando yo lo conocí, él ya había corrido en auto con un Ford. Siempre le gustó el deporte. Al tiempo que nos casamos, compró la lancha. Recuerdo que la compramos en Yapur, fue por 1974, cuando nacía Silvio. Le puso el nombre de Brasilia, que era el nombre de su mamá. Corrió sólo un par de años, en uno fue campeón y el segundo creo que el campeonato no llegó a terminar por algunos problemas.”

Un tema obligado a tratar: cómo era como corredor. La respuesta fue rápida: “muy temático, no sólo como corredor, sino en todo lo que hacía. Pasaba horas preparando la lancha, la grafitaba.” Fue entonces cuando Esteban, que no tuvo oportunidad de verlo correr, pero conocía la afición de su padre, explicó: “lo de grafitar era para que la lancha tenga menos fricción. En una foto se ve el piso oscuro. También la alivianaban lo máximo posible.”

El relato sobre cómo era Enzo continuó: “para pintarlo mejor en su forma de ser, temático, hay una anécdota: un día me dijo ‘me voy a Buenos Aires’, pregunté para qué y la respuesta fue ‘a comprar una bujía para la lancha, que aquí no se consigue’. No era de esperar por algo, así que se tomaba el avión a la mañana y a la tarde volvía.”

Entre los recuerdos, también uno de color: le gustaba participar de picadas y siempre tenía un auto impecable. “Me acuerdo de un Peugeot 504, lo tenía espectacular. Un día, en un viaje a Santa Fe, en la ruta pasamos a un auto; su conductor quiso pasarlo de nuevo y no pudo. Llegamos a una estación de servicio y se bajó del otro auto esa persona para preguntarle qué tenía el Peugeot. Era el famoso cantante Elio Roca, a quien también le gustaban los autos. Estuvieron charlando un largo rato.”

Silvio también recordaba vagamente aquellas épocas, puesto que él era muy chico, aunque algún recuerdo le quedó. Rememoró, por caso, esos largos fines de semana entre lanchas, en los que, por lo visto en alguna foto, ya tenía también su inclinación a manejar.

Ya en el final, preguntamos por qué “Enzo” dejó de correr. La respuesta de Olga fue contundente: “por dedicarse a sus hijos, los incentivó de muy chicos a hacer deportes y era con ellos igual o más temático que cuando corría él. Silvio y Esteban comenzaron a hacer ciclismo, él los llevaba a todos lados y se encargaba de todos los detalles de las bicicletas.”

Lorenzo Simonetto no dejó de competir, lo siguió haciendo a la par de sus hijos y hoy todavía lo hace y de eso damos fe. Porque cuando hablamos con Silvio o con Esteban, ellos siempre dicen: “cuando nos metemos en algo, lo tratamos de hacer lo mejor posible. De esa forma tienen que salir bien las cosas, eso es lo que nos decía el ‘viejo’ cuando nos acompañaba.” 

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