
El repaso por la carrera deportiva de Rubén Cayetano Salim, el cual ya nos generó cuatro entregas, ahora nos conduce al Gran Premio “El Impenetrable”, que se corrió en 1978.
Grato recuerdo es este para Rubén, que comenzó con un relato muy interesante, casi un monólogo de lo que fue esa carrera.”
“Para mí fue una de las carreras más importantes y más duras que corrí. Eran más de 4.000 kilómetros. Me acuerdo que fui a Buenos Aires, donde me dieron el Peugeot 504 TN junto a los tres oficiales que eran manejados por Carlos “El Pájaro” Garro, Alfredo Pisandelli y no recuerdo bien quién era el tercero, creo “Cocho” López. Como no estaban asentados, nos pidieron que los llevemos andando hasta la largada y ahí vino el primer problema. Como no teníamos los papeles de los autos, nos detuvieron en un control de la policía de Santa Fe. Todos quedamos presos.
Fueron casi 60 horas de carrera, las etapas eran agotadoras. Pasar por El Impenetrable en Chaco fue muy duro, puesto que la organización había hecho los caminos en el bosque, talando árboles. Había etapas de mucha montaña y otras de muchos kilómetros en línea recta, donde se viajaba a fondo muchísimo tiempo.
El auto funcionó muy bien, el único problema que tuve fue en Jujuy, donde se me trabó la caja. Cuando llegue a la asistencia le dije a mi mecánico que la cambiara, pero me dijo que la iba a destrabar. Cuando salí de nuevo y estaba pasando por Apolinario Saravia, no me entraba la tercera y en ese lugar había que usarla todo el tiempo porque era un camino con barro colorado. Así que puse cuarta, venía de banquina en banquina, pero pude llegar al pavimento y seguir en carrera.
Recuerdo que el recibimiento de la gente fue fantástico, ya desde que entramos en Tucumán a lo largo de todo el camino la gente me saludaba y alentaba. Al llegar estaba todo la familia y los amigos. Fue una carrera de varios días que era seguida por todo el país.
El equipo Peugeot tenía tres autos cero kilómetro, y el equipo Fiat también tenía tres autos nuevos, de los cuales uno era manejado por Jorge Raúl Recalde y otro por Carlos Rizzuto. En la clase menor también había varios buenos: Gabriel Raies, Ernesto Mario Soto y los tucumanos Juan Vargas y el “Negro” Héctor Romero, seguro me olvido de varios”.
-¿También tuviste una etapa en la Monomarca Dodge 1.500?
-Sí, tuve mi paso por esa categoría, fue ya al final de mi carrera. No me gustó mucho la categoría, tenía algunos puntos en la parte reglamentaria que no estaban claros, pero había muy buenos pilotos.
-¿Volviste a correr en el autódromo de Salta?
-Sí, volví a donde había ganado en la inauguración, pero esta vez no me fue muy bien. Hice el uno en clasificación, segundo fue Osvaldo Solís. Cuando largamos llegué primero a la curva uno y él con dos ruedas en el pasto me tocó atrás cuando mi auto estaba al límite. Me mandó a volar, me acuerdo que pare cuando ya habían pasado todos los autos. Tuve buenos resultados, pero nunca me sentí cómodo y decidí bajarme, porque ya no quería renegar más.