
Allá por la década del 80, Ronald Depetris empezó a practicar enduro, a instancias de su hijo, Dante. Lo hizo con una Honda XL 125cc. Los cerros lo vieron pasar, una y otra vez. En ese afán, abrió una huella, la que permanece inalterable, desde que se fue en diciembre de 2008.
Este gran impulsor de la actividad en Tucumán fue piloto, dirigente y, fundamentalmente, amigo. Hay quienes lo reconocen como un maestro de pilotos, en lo que él llamó “La escuelita”. Su propio hijo, Mauro, además de “Cuchi” Ruiz, “Perro” Lescano, “Tiernito” López, Waldo Fuentes, “Buitre” García, Manuel Gómez, Marcos Molina, “Chispa” García y Cristian Batueca, así lo certifican.
Antes de que el enduro llegue a su vida, Ronald ya incursionaba con las motos. Y lo hizo desde su adolescencia. Tenía un taller, muy frecuentado por recordados pilotos de la provincia. Él mismo, en los circuitos que se armaban en calles de la ciudad y del parque 9 de Julio, se midió con “próceres” como “Babi” Monteros, Miguel Biagioli, Juan Lara, Camilo Ferroni, “Babi” Yanicelli, Mario Marigliano, “Kutungo” Giobellina, “Bubi” Bruccoleri y “Turco” Scandar.
En el enduro compitió por 20 años en todo tipo de circuitos y en todo el país. Se retiró en 2000, y en 2001 se convirtió en presidente del Club Tucumano de Enduro y Rescate. Además de las motos, le apasionaban la caza y la pesca. Su lugar favorito era Chuscha.
En su despedida, sus colegas lo acompañaron a puro ruido del motor de las motos. Pasan los años, pero la grandeza del “viejo Ronald” sigue intacta.