Reynolds y título Monomarca ’90

Las fotos que acompañan a esta nota corresponden al día de la definición del campeonato de Monomarca de 1990 en el autódromo “Nasif Estéfano”. En aquella oportunidad, el título quedó para Miguel Jorge, que corría con el seudónimo “Reynolds”. Vale recordar que también había corrido la Fórmula 4, con triunfo de Roberto Sánchez (con anterioridad, se había consagrado Reynaldo “Poroto” Bravo).

Pero volvamos a Monomarca. El texto que a continuación reproducimos fue escrita por Carlos Neira para la revista Corsa. Los detalles que cuenta son… ¡imperdibles! Y como extra, se puede escuchar el relato de aquella competencia, con las voces de Vicente Machín y Jorge Zarife, haciendo click en este ENLACE.

“REYNOLDS” REVALIDÓ EL TÍTULO EN LA MONOMARCA

De las tres categorías que llegaron al asfalto del “Nasif Estéfano” en el parque 9 de Julio del “Jardín de la República”, sólo una, la Monomarca de los VW 1500 venía sin el pleito anual sin definir. La simultaneidad de la carrera con la trasmisión por TV en directo desde Buenos Aires con el TC  y  el TC2000,  le restaron el marco de público que aquella importante categoría hubiera merecido, por lo que importa esta expresión del automovilismo en el Noroeste y por lo que se vio en pista, que no desdijo la lucha que a lo largo del año, y especialmente en las últimas presentaciones proporcionó la categoría que tiene representantes de vanas provincias de la región.

La Monomarca , que tenía sólo dos aspirantes: el santiagueño-tucumano Miguel Jorge, quien utiliza el seudónimo “Reynolds” y el jujeño Gustavo Solá. Aquél con la ventaja de cinco puntos, pero éste con triunfos, lo que en caso de empate (por ejemplo prime­ ro Solá, segundo “Reynolds” en la carrera, con el puntaje veinte, quince, doce, etc.) le hubiera dado el campeonato al del Norte.

MONOMARCA DEL NOA

El sábado, Gustavo Solá había hecho el mejor tiempo y por ende conseguido la “pole”, seguido por “Reynolds”, Lalo Olaz, Oscar Solís, Cachin Díaz y Alberto Vidal, encerrados todos en noventa centésimas. Pero el campeón “Reynolds” había girado poco por rotura de la caja y esto acrecentaba la duda de lo que pasaría en carrera. Que como las tres anteriores de este año, fue una caja de Pandora por los incesantes cambios en el ordenamiento, los que a su vez encaramaban alternativamente a los dos delfines en el podio del torneo.

Largaron y Solá se puso al frente, seguido de cerca por “Reynolds”, Olaz, Adrián Formoso (que había largado en octavo lugar e incorporado a último momento el impulsor de Chincarini, desechado por éste para equipar al auto Nº 1) Solís, Díaz y Eduardo Formoso, que abandonarla muy pronto.

En la segunda pasada Adrián Formoso ya estaba tercero y en la siguiente “Reynolds” pasa a comandar el lote puntero, con Solá, Formoso, Olaz, Solís y Cachín Díaz, separados del rimero al sexto por apenas 8/10. En la sexta vuelta, las escaramuzas entre Olaz y “Cachín” Díaz provocan el retraso de aquél y en la siguiente, Solá desplaza del primer lugar a “Reynolds” que queda quinto, con el auto algo maltrecho, tras el toque que le propinara el jujeño, pero casi inmediatamente pasa a liderar Adrián Formoso, que también es tocado por Solá en la anteúltima vuelta, quedando relegado al quinto puesto. Todo parecía definido en favor de Solá para que éste se ciñera la corona. La última vuelta daría la última palabra.

Porque en ella, comenzó liderando Solá seguido por Solís y llegar a la primera curva, en el sector Sur, el auto del puntero se pone de costado; Solís no puede evitarlo y lo toca, y “Reynolds” que venía tercero apenas lo evita, y se va a cobrar a ventanilla el mayor rédito del año: el campeonato. Fue una carrera áspera, con Solá demasiado  desesperado  por  un triunfo que lo llevó a cometer excesos, por un Solís que mostró su vehemencia y enjundia, por un Adrián Formoso magnífico, que mereció mejor suerte y por un “Reynolds” que no bajó los brazos y que peleó con un chasis desacomodado por los golpes para retener el N° 1. En cuanto a “Cachín” Díaz, fue excluido por una de las escaramuzas con Olaz, aunque hizo caso omiso a la bandera negra con su número y finalizó  -vanamente-  quinto.

 

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