
Con el Rally Dakar 2021 ya transitando su última semana de competencias, Motorplus Tucumán le pidió a Ricardo Neme, uno de los representantes que tuvo Tucumán en la mítica carrera, un análisis acerca de la actual edición. “Ricky” accedió gustoso y aquí compartimos sus principales conceptos:
“Este es un Dakar marcado por la pandemia. Esto obligó a la organización a esmerarse mucho para sacarlo adelante. Se trata de una edición que tiene la mitad de los participantes de ocasiones anteriores. La mitad de ellos, debutantes. Esto marca a las claras lo complejo que debe haber sido conseguir un número de pilotos.
Obviamente, estamos ante un rally más corto, de 12 etapas más el día de descanso.
Los problemas logísticos empezaron antes de la carrera, con lo que fue el cierre de las fronteras por parte de Arabia Saudita, lo que obligó a la organización a contratar aviones charter para lograr que los corredores lleguen. Aún así, varios no pudieron arribar y se perdieron la competencia.
Algunos argentinos, como “El Pato” Silva, tuvieron que reorganizar vuelos, viajando primero a otros destinos, y llegaron muy justos al comienzo de la prueba. El tema de la covid-19 hizo que, en la previa, varios participantes quedaran excluidos, por ejemplo, el navegante de “Nani” Roma, quien tuvo que conseguir otro.
Queda claro que la pandemia puso a prueba y estresó bastante a la organización.
Esta es una carrera que, ya de por sí, tuvo poco público, algo que todos los corredores extrañaron. Ya con la pandemia, esa situación se agudizó. Ya no hay energía que se reciba de parte de la gente.
Con respecto a los cambios de reglamento, se buscó bajar un poco la velocidad, algo que en definitiva no se logró demasiado. Está el caso de las motos, categoría en la que se limitó la cantidad de cubiertas traseras: sólo tiene seis para toda la carrera. Esto fue algo muy estricto, con la expectativa de que los pilotos deban cuidar mucho más ese aspecto. Además, se limitó a un solo cambio de pistón, siempre con la idea de que se baje más el ritmo. Tampoco se permiten reparaciones en la refueling. Otro punto es que se le incorporó un chaleco de seguridad con airbag para tratar de hacer un poco más seguro todo, en caso de una caída. Sin embargo, hubo muchas, y algunos pilotos hasta tuvieron que ser hospitalizados.
Para los corredores de elite de Autos, a partir de esta carrera se limitó aún más la navegación, con la introducción del road book digital. Además de ser un elemento adicional al que hubo que aprender a manejar sobre la hora, esta vez no se pudo contar con los road books tradicionales, lo que por ejemplo sí se dieron en la carrera pasada, antes de largar. Esto puso a prueba las condiciones de todas las tripulaciones y los equipos. Hay una certeza: se acabó la ventaja que podían tener los equipos de elite que cuentan con alto presupuesto y podían contratar mapmen para dibujar la ruta. Pilotos veloces como Carlos Sainz renegaron bastante, él mismo se perdió bastante -sobre todo en las etapas 4 y 5- por no poder contar con el mapman. Él y otros estaban acostumbrados a ir con un road book con información detallada, manejando a ritmo de rally. Aunque presentó quejas, tuvo que adaptarse, algo que también tuvo que hacer Sébastien Loeb, otro que no lo pasó bien por este tema.
Otro punto novedoso es que se incorporó una categoría de UTV, la T3, que son prototipos. Esto va en detrimento de los cuatriciclos, que este año sólo fueron 14. También se incorporó la categoría Dakar Classic, un hallazgo. Esto fue una gran decisión, para que podamos ver otra vez en carrera máquinas tradicionales. Compiten bajo un sistema de regularidad, sumando o restando puntos. Es un placer ver en el desierto a esos viejos autos que vimos de niños.
En cuanto al terreno, ya se conocía. Aunque el recorrido es nuevo, las características son similares. La primera parte antes del descanso fue de mucha arena. La que se está haciendo ahora, pareciera que tendrá más caminos y piedras.
Hubo muchas roturas de neumáticos por las piedras. Y además dunas traicioneras con muchos cortes, lo que hizo que se extremen medidas para cuidar el físico y las máquinas.
Con el invierno boreal, las dunas se pusieron más frías y esto le sumó un condimento extra a la carrera. El terreno cambia mucho con respecto al verano.
Sigue siendo un Dakar peligroso. Y por eso los equipos tienen que esmerarse en las estrategias. Es una carrera que vuelve a la esencia, la de la navegación por sobre la velocidad y el manejo tipo rally.
Un párrafo aparte para el fallecimiento del francés Hubert Auriol. Todos los que seguimos desde chicos al Dakar, sabemos quién era y qué hizo”.