La lluvia hizo estragos en el circuito de Silverstone, donde se iba a disputar el Gran Premio de Gran Bretaña del MotoGP, e impidió la largada de la carrera prevista para este domingo.
Tras un día sábado marcado por las malas condiciones climáticas mientras se desarrollaba la clasificación, se decidió adelantar la final del domingo una hora y media con la ilusión de que la pista mejorara. Sin embargo, el agua no cesó de caer sobre el pavimento, y luego de retrasarse de a poco el inicio de la competencia, se llegó a la conclusión de que era imposible correr con el trazado en ese estado, por lo que se canceló la prueba.