
“El hijo y el padre, una imagen, una imagen, un comienzo, un recuerdo de por vida y miles de sentimientos. Gracias infinitas a David Paredes por disponerme de otra moto para la clínica y que Nacho pueda usar la mía, a Flavio Brasilero por cederme su Suzuki y a Agustín Zuttion por captar ¡ese momento imborrable!” Esta emotiva semblanza la escribió en su cuenta Miguel Garay, que supo de tardes de competencia en el motociclismo y que transmitió esa pasión a su hijo Ignacio. La experiencia en conjunto la realizaron en el autódromo “Ciudad de Paraná”.