“Yo fui a definir un campeonato con un auto de carrera, y terminé recibiendo dos impactos de bala. Se me hiela la sangre, esa es la verdad. Estoy shockeado”.
Leonel Pernía es un piloto con experiencia, un protagonista de mil batallas. Más allá de su manera de ser, de sus modos al relacionarse en cada carrera, es un profesional serio. Lo que le sucedió hace algunos días lo puso en un lugar indeseado, que asusta.
El campeón de la Clase 3 del Turismo Nacional llamó a una breve conferencia de prensa en el autódromo “Oscar Cabalén” (donde está compitiendo con el TC2000) para referirse a una impensada situación que vivió junto con el equipo MG-C Pergamino en la definición de la carrera de Viedma, concretada el pasado fin de semana.
En resumen, se encontró en la técnica lo que parecía un disparo de bala en su Ford Focus. Días después, en el taller del equipo de Mauro García en Pergamino se constató que no sólo había uno sino que eran dos.
Por estas horas, la investigación ya está en manos de la justicia. La Asociación Pilotos Automóviles Turismo (Apat) así lo informó al tiempo que expresó su profunda preocupación y compromiso con el esclarecimiento de los hechos.
Casi es una obviedad afirmar que es muy grave lo que pasó. No lo es decir que este es un tema que debe ser atendido por todo el automovilismo. Por extensión, es el deporte el que está en juego.
En el deporte las reglas son claras. Se puede ganar o perder. En cualquiera de los casos, al terminar lo que se está dirimiendo, todos vuelven a casa a seguir su vida. Por eso nada tiene que ver un balazo, un arma, en una competencia.
Cuesta asimilar lo sucedido. Preocupa. Y obliga a ocuparse, para que el automovilismo sufra lo menos posible. Que se sepa la verdad, pedimos todos.
Sabido es que, muchas veces, el alto nivel de adrenalina que aflora en esta disciplina deportiva lleva a cometer excesos y situaciones impropias. Lo hemos visto en carreras de pista, de ruta o a campo traviesa. Justamente, es la ley deportiva la que se encarga de resolver cada caso que se salga de los cauces normales. Pero lo que le pasó a Pernía excede este campo.
Ojalá se encuentra al responsable de esta locura. Y que la justicia aplique en él toda la ley que corresponda.
Hay que defender al automovilismo. Y a todas las personas que se relacionan con él. Que la crispación social que se nota en la Argentina no nos haga perder de vista que necesitamos vivir en paz, en un marco de respeto, de entendimiento.