Lo que está “pagando” más es ser prudente

# Por RICARDO NEME – La etapa tres fue compleja, larga. Para que se tenga una idea, los punteros de las Motos demoraron cuatro horas, y los de los Autos casi el mismo tiempo. Fueron 331 kilómetros de tramos especiales los que, según lo que pude revisar, fueron con muchas dunas, con navegación muy compleja en los valles. Los participantes tuvieron mucha dificultad para encontrar algunos way points. Era fácil encallarse, porque la arena estaba difícil.

Hubo algunos quejas con respecto a los way points, fundamentalmente de los franceses Cyril Déspres y Sébastien Loeb sobre uno específico. La organización no lo reconoció como error, ni el resto de los pilotos lo mencionó como tal. Quizás esto se deba a algún error en el road book o a la misma complejidad en sí de la navegación, que parece que fue muy difícil. A eso se sumó que había zonas de mucho fesh fesh y mucho polvo. La carrera arrancaba en San Juan de Marcona, al nivel del mar, y luego ascendía hasta los 2.000 metros. Al subir a la montaña, los corredores se encontraron con muchísima niebla. Era muy temprano. Joan Barreda Bort se “comió” así un precipicio; siguió la flecha que le había abierto el way point y cayó en un lugar de donde ya no pudo salir más. Por eso lo tuvo que sacar la organización y él tuvo que abandonar.

Se nota que la carrera está muy compleja; se ve que la organización la hizo a la carrera muy difícil esta vez. Sin embargo, hubo algunos pilotos que salieron a atacar. Uno de esos casos es el del salteño Kevin Benavides, que subió a la segunda posición en la general de Motos. Pero en otros casos, el haberlo hecho les produjo problemas. El Dakar les cobró el atrevimiento y llegaron los accidentes. El de Carlos Sainz es un ejemplo de ello. También el de Giniel de Villiers.

Pienso que hoy, lo que está “pagando” más es ser prudente, haciendo la carrera con la cabeza. Y en eso el francés Stephane Peterhansel es un capo, por algo tiene 13 carreras del Dakar ganadas, y este año está haciendo un recorrido muy pensado.

Lo que se viene para el transcurso del jueves es muy complejo. No hay que olvidar que el cierre de la etapa del miércoles para muchos fue muy tarde, de hecho hubo numerosos casos de corredores que llegaron al vivac a la madrugada, o directamente no lo pudieron hacer. Hay que tomar en cuenta que no sólo se debe tomar en cuenta el tiempo de competencia, sino también las horas de los tramos de enlace. Y eso también es complejo de hacer, porque el recorrido es de noche, por rutas en Perú muy complicadas. A mí me tocó hacer eso en 2018. Vi que esa era una instancia muy peligrosa, yo tuve que extremar medidas en la conducción, porque encima a esa altura de la jornada el cansancio ya está haciendo estragos. Y  eso hay que sumarle la dificultad adicional de que en horas hay que volver a la competencia, para enfrentar más de lo que describí, en una etapa que será maratón.

Para enfrentar este desafío, es importante la estrategia que armen los equipos. Es usual que se dé asistencia entre compañeros de equipo o alianzas que se hagan para repartirse los repuestos. Hay que irse acompañando. Eso es algo que hicimos nosotros en su momento con Omar Gándara.

La etapa del jueves es muy complicada. Son 351 kilómetros de carrera, por terreno muy complejo y con un enlace de más de 500 kilómetros para las Motos y los Cuatriciclos y más de 650 para el resto. Es decir, a las dificultades que ofrece una etapa maratón, se le suma del enlace. Muchos serán los que van a llegar muy tarde y muy cansados. Y encima, los competidores van a tener que reparar sus coches por su cuenta, para poder seguir en competencia.

En suma, está empezando el Dakar bajo presión y ya empezó a cobrar las primeras “víctimas”, por exceso, por error o por dificultades propias del terreno. Es decir, un Dakar en la más pura expresión.

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