Las pasiones se heredan

A la foto nos la acercó a nuestra redacción Oscar Asensio. Representa, de alguna manera, la transmisión de una pasión que acompaña toda la vida. Esa que un niño recibe de un papá, en este caso.

Quien está subido al autito andador es John, el pequeño hijo de Ramón Olaz. Quien lo acompaña es, claro está, es “Lalo”, el eterno piloto de muchísimas batallas en pistas y caminos, subido a un vehículo de competición.

Padre e hijo y una escena espontánea, tomada en las cercanías del taller de “Lalo”. Quién sabe si con esta foto no estamos abriendo una puerta al futuro, con otro Olaz hoy en una etapa embrionaria como corredor, mañana siguiendo la tradición familiar. 

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