
“A los 17 años comencé a correr en karting con mi hermano Emilio, con Carlos Abregú, con Oscar y Osvaldo Solís, entre otros. Más tarde compré un Fiat 600. Por problemas económicos y de “permisos” (por papá), dejamos de hacerlo. Esto llegó hasta que tuvimos independencia económica.” Quien así comienza su relato sobre su experiencia en el automovilismo es Ricardo Humbert, toda una institución en Tucumán.
Este piloto, dirigente, preparador y creador tiene mucho para contar. Y lo hizo ante Motorplus Tucumán:
• “Un día apareció el autocross en mi vida. Hubo un aspecto que aún recuerdo: junto a mi hermano, a los autos les cambiamos la posición donde iba el motor. Además, impulsé al club, dándole personería jurídica. Pasado el tiempo, junto a Emilio nos propusimos hacer un auto monoposto que corriera en tierra. Allí nació el F-4, con un modelo copiado en cierta forma de un chasis Bravi que había en Tucumán, el cual -después nos enteramos- era copia de un Lotus. También tomamos detalles de un Crespi, al que desarmamos por completo.
• Cuando terminamos de armar el auto, le propusimos a la gente que armó el Proyecto Alconafta que probara el combustible en nuestro auto. Antonio Bussi, que gobernaba la provincia, nos autorizó a hacer los ensayos en el autódromo, que por ese tiempo estaba cerrado. Así, le dimos impulso a la reapertura del trazado, en los años ’70. Hasta allí, la F-4 sólo había corrido en trazados callejeros.
• Con el paso del tiempo, también incursionamos en la Monomarca, categoría en la que nos prendimos con Emilio y armamos dos autos.
• Desde aquellos años a este presente muchas cosas han pasado. Y en lo deportivo, nos encontrarnos hoy en Tucumán con un escenario muy distinto en lo automovilístico.
• Con el paso del tiempo y el cierre del autódromo, el rally se convirtió en referente. Y muchos de nosotros sabemos que la gente reemplazó a la pista por el rally, entre otras cosas, porque casi no hay actividad en la provincia por carecer de un autódromo. Para los pisteros, la situación no es sencilla: se ha tornado difícil que se sume gente nueva, salvo los que ya están corriendo, quienes hacen el esfuerzo por no dejar de practicar la actividad.
• Un aspecto en el que quiero detenerme es que aquí estamos teniendo problemas con nuestras categorías de pista porque hay que diferenciar bien lo que es el automovilismo zonal con respecto al nacional. Tenemos que hacer divisiones zonales en la región que no tengan mucho que ver con lo que se hace en el país. Porque esta última tendencia demostró que, si se hace algo así, se corre el riesgo, por ejemplo, de que alguien compre un gran auto afuera, venga aquí y les gane a todos, lo que quita entusiasmo. Esto produce tanto daño como también el hecho de competir en categorías hechas con un estilo demasiado casero.
• La división de la F-4 y la F-Renault, en su momento, tuvo que ver con un no ponerse de acuerdo en algunos puntos del reglamento. ¿Cuál es la solución? Lo desconozco. Lamentablemente, hubo que salir a correr a Salta, a La Rioja, donde no existían categorías como la nuestras. Una cosa es cierta: era feo tener dos divisiones parecidas y competir por separado. En el rally podría comenzar a pasar lo mismo, al haber tantas divisiones. Los pilotos que triunfan por carrera son muchos, pero hay que preguntarse: ¿a quién le ganan, si a veces corren solos?