
Recordar a los que se fueron es una manera de entender y extender el valor que tuvieron en vida. En este año que está a punto de finalizar, el mundo de los motores tucumanos lamentó la pérdida de varios de sus integrantes, a quienes con este texto volveremos al presente.
A mediados de enero, profunda tristeza e impacto en el automovilismo tucumano produjo el fallecimiento de Ramón “Lalo” Olaz. El piloto de mil batallas oriundo de Ranchillos tenía 58 años. A lo largo de su extensa carrera deportiva (comenzó con las motos), corrió en varias categorías, incluyendo el Autocross, la Monomarca (en la que fue campeón en 1998), los Fiat 600 y el Turismo Nacional. En los últimos tiempos había hecho rally y después estuvo parado un buen tiempo, hasta que a finales del año pasado volvió a las pistas en una de las categorías salteñas que compiten en el autódromo “Martín Miguel de Güemes”, el TP 1.600. Lo hizo con un Fiat Uno preparado y atendido por Pablo Turbay. En 2022 había recibido un premio a su trayectoria en el rally de Catamarca.
En febrero se despidió una leyenda, uno de los corredores más reconocidos del automovilismo tucumano, que corrió en categorías provinciales, regionales y nacionales con éxito, y que formó parte del emblemático Club de Pilotos Monomarca: Bonifacio Roberto “Boni” Blasco. Tenía 78 años.
Alto impacto produjo también el fallecimiento, en la primera quincena de abril, de Rosana Paunero, una apasionada por el automovilismo, una ferviente representante de su ciudad natal, La Cocha, y de toda la provincia. Junto con Florencia Frías emprendieron con determinación un camino: el de abrirse paso en el automovilismo, un deporte históricamente difícil para las mujeres. Con mucho esfuerzo y compromiso, lograron competir y hacerse un lugar en un ámbito desafiante. Rosana participó en numerosas competencias de la Copa Damas y de la Copa Hyundai, recorriendo distintos autódromos del país. Uno de los momentos más emotivos fue cuando la categoría se presentó en nuestro autódromo “Nasif Estéfano”, donde miles de tucumanos la alentaron desde las tribunas.
A finales de abril despedimos a René Mopty, un apasionado de los fierros. Su vocación principal fue la técnica y la dirigencia, aunque en algún momento también cumplió su sueño de ponerse el buzo y ser piloto. Fue reconocido por su labor en la revisación técnica de distintas categorías, desde las provinciales y zonales hasta las nacionales. En el ámbito dirigencial, uno de sus grandes logros fue la creación de la Fórmula Renault del NOA, categoría que creció de su mano junto a la del siempre recordado Diego Gálvez. En cuanto a la preparación, fue un pilar fundamental en la incursión de sus hijos, “Pitu” y Agustín en el automovilismo zonal, y en su etapa compartida en moto con “Pablito”, con quien viajaba y compartía aventuras sobre dos ruedas.
En julio se produjo la despedida a los 62 años de Joaquín María Azancot, conocido como “Quino”. Un luchador de mil batallas en las pistas de carrera y fuera de ellas. Fue un piloto que se destacó en varios categorías, sobre todo en el APTC 850, con un rendidor Fiat 600, que hizo grandes carreras, no sólo en la pista del recordado autódromo “Nasif Estéfano”. Y también fue preparador de numerosos corredores.
En septiembre, la conmoción llegó al mundo del enduro por el fallecimiento del joven piloto Fabricio Emanuel Chacana, de sólo 20 años, oriundo de San Miguel de Tucumán. Había sido víctima de un accidente, mientras se dirigía a trabajar en moto. Militaba en la categoría Junior, con múltiples participaciones en competencias provinciales, regionales y nacionales.
Y el 8 de octubre falleció Omar Gustavo Elías, más conocido como “Zareto”, un piloto que alcanzó buenos resultados corriendo en categorías del rally provincial.


