“Antes de fin de año voy a hacer otra carrera del Mundial.” Con la sonrisa más que visible, Gerónimo Padilla adelantó planes en el parque cerrado del Rally de Italia, que culminó en la isla de Cerdeña. El yerbabuenense cumplió con creces su objetivo de llegar al final: terminó 14°, al comando de un Ford Fiesta R5 del WRC2, navegado por Edgardo Galindo (ambos en la imagen).
Con el Power Stage de Cala Flumini, Padilla terminó una prueba que tuvo sus dificultades para él y que terminó en carácter de reenganchado. Sin embargo, ello es apenas una anécdota para el yerbabuenense, que se dio el gusto de devolver a Tucumán al certamen internacional, camino que había abierto Roberto Sánchez en la década del ’90.
“Me siento muy contento con terminar este rally tan duro. Lo comencé bien, pero se me complicó el viernes cuando choqué con las piedras que había esparcido otro piloto al pegarle a una pirca. El sábado, la pinchadura del neumático que llevó a que se rompa el radiador fue un tramo amargo, porque venía bien. Felizmente el domingo todo anduvo bien, a buen ritmo. En la medida que pasaban los kilómetros lo iba conociendo más al auto y eso me hacía ganar en confianza”, contó “Gero”.
Con respecto a sus próximos pasos, Padilla fue muy claro: “me dieron muchas ganas de seguir, será cuestión ahora de trabajar mucho debajo del auto para conseguir el presupuesto”.
El compañero de equipo del tucumano, el peruano Nicolás Fuchs, ocupó el 7° lugar en la general WRC2, con otro Ford Fiesta. En tanto, el ucraniano Yurii Protasov estropeó la celebración de los 50 años del italiano Paolo Andreucci, al derrotarlo por 5″6710 en un dramático desenlace.
En el WRC, el francés Sébastien Ogier volvió a ganar después de dos citas complicadas para él. Con su victoria en Italia, se distanció a 66 puntos de ventaja sobre su escolta, el noruego Mads Ostberg. En la carrera, lo siguieron el australino Hayden Paddon (Hyundai) a 3’05″4/10 y el belga Thierry Neuville (Hyundai) a 4’22″5/10.