La primera nota de Motorplus a Gerónimo Padilla fue allá por el año 2006, cuando comenzaba a dar sus primeros paso en el Rally Nacional. Concretamos una nueva reunión, a la cual llegó distendido, igual a la de hace diez años. Si no lo conociéramos, diríamos que no pasó tanto tiempo. Sin embargo, al comenzar a charlar, nos damos cuenta que hay un “Gero” distinto, al cual tratamos de conocer. Averiguar qué cambió en él y qué es lo que tiene pensado hacer, alimentan a esta nota….
– ¿En 2016 se dio el año que estabas esperando?
– Fue un muy buen año. Pasó mucho desde la primera carrera: pude ganar con el Ford; hice un excelente Mundial; arranqué con un auto nuevo, como el Peugeot, ganando en Tafí del Valle; fuimos los referentes de los autos con turbo. La clave fue comenzar con los hermanos Barattero. Tenemos muchas cosas en común, entablamos una gran amistad, más allá del trabajo y eso creo que dio sus frutos.
– ¿Fueron muchos años y muchos sinsabores?
– Sí, en el automovilismo creo que se dan más los sinsabores y yo los tuve con creces. Pero hoy puedo decir que soy campeón argentino, que no es poca cosa. Fueron muchos años de trabajar y a veces me desanimé mucho, pero fue ahí cuando más trabajé. En 2016 hice un Mundial increíble, le peleamos a estructuras muy importantes y terminamos a cinco segundos de Nicolás Fuchs, que hoy es un referente a nivel mundial. Ahí salió a relucir el equipo. Todos sus integrantes trabajaron fabulosamente, desarmaban y cambiaban, caja, diferenciales y todo lo que hacía falta. Con este equipo pusimos la vara muy alta.
– ¿Es para vos una revancha, necesitabas demostrar que podías?
– No, yo no necesito demostrar nada a nadie. Hubo mucha gente que opinaba cuando no salían las cosas. Pero eso me fortaleció mucho más, mi grupo intimo sabe lo que hice para conseguir todo esto. Lejos de relajarme, voy a trabajar aún más, quiero seguir ganando. Bajé 12 kilos, estoy haciendo gimnasio y voy a tratar de seguir por este camino.
– ¿Es muy difícil permanecer en este ambiente cuando estás arriba?
– Sí, yo trato de no meterme en problemas y de no hablar de más. Cuando veo conflictos trato de esquivarlos, no me gusta criticar, ni hablar de más. Yo hago la mía, trabajo muy fuerte para no defraudar a mi familia, mi equipo, mis amigos y muchas personas que de una u otra forma me brindan su afecto. El día de mañana voy a dejar de ser piloto y seguiré siendo persona y quiero que me reconozcan más por eso, por ser buena persona.
– ¿Cómo fue desarrollar un auto nuevo?
– Fue muy duro el trabajo, los Maxi son autos con cinco años, están súper desarrollados. Para desarrollar el Maxi Turbo, tuvimos muchos días de prueba, no fuimos a ninguna carrera igual, siempre estábamos probando cosas nuevas. Es muy difícil encontrar los límites, muchas veces estás seguro de que hay más, pero un exceso te arruina muchas horas de trabajo. Así que hay que administrar muy bien las pruebas, ir progresivamente evolucionando, creo que lo estamos haciendo bien, porque terminamos peleando la punta en las últimas carreras.
– ¿En qué cambio el “Gero” de hace 10 años al actual?
– ¡Ya se siente la vejez, jaja! No… antes quizás era muy impulsivo, me dejaba llevar por la pasión, y eso me llevaba a cometer errores, y a no terminar carreras. Hoy pienso un poco más, si bien la pasión arriba del auto es la misma, trato de no llegar a los excesos que cometía hace algunos años. También me fui acomodando en mi vida personal, en el trabajo. Cuando comencé, me costaba acomodar las obligaciones, hoy la experiencia me ayuda en eso y además ya formé mi familia, cambio mucho mi vida. Pero las ganas de acelerar siguen siendo las mismas, si lo pienso bien, creo que más.
– ¿Tiene mucho que ver la familia?
– Sí, mi papá y mi hermano Pablo siguen apoyándome igual que el primer día. Es más, creo que gracias a ellos muchas veces pude seguir adelante. Toda mi familia y ahora también mi mujer y mi hija Delfina, me dan fuerzas. Dicen que cuando se tiene un hijo se pierde algún segundo en las carreras, yo creo que me paso al revés.
– Como piloto, ¿cómo te sentís en estos momentos?
– No me gusta hablar de mí, pero sé que estoy en un muy buen momento. Si antes no llegaron los resultados fue por un montón de factores. Pero ahora están saliendo y esto es debido al increíble respaldo del equipo de los hermanos Barattero, que es el que me empuja. Hay un grupo humano fantástico, por lo que sólo te hace pensar en ir siempre para adelante.
– ¿Qué objetivos hay para este año?
– El principal es el Campeonato Argentino. Nos estamos preparando para pelear bien arriba. Por eso prácticamente no paramos: vamos a probar en enero y seguramente los primeros días de febrero, para llegar lo mejor posible a la primera carrera. También vamos a tratar de correr el Sudamericano, en el que los “Bara” ya tienen experiencia. Si bien hay equipos muy buenos, con autos que sabemos que por ahora son superiores, como los Skoda y los Fiesta R5, el desafío es difícil, pero vamos a tratar de demostrar que podemos.
– ¿Hay mucho por hacer en el auto?
– Sí, el equipo está en constante progreso. Fabián y Mario Barattero y sus hijos Matías y Sebastián, están muy metidos en el proyecto y siempre están encontrando cosas nuevas. Cuando pensamos que algo que probamos es lo mejor, ellos trabajando encuentran que se puede mejorar más. Es un contante progreso, no sabría decir cuál es el techo de este auto.
– ¿Qué sentiste cuando ya sabías que eras campeón?
– Fue una alegría enorme, por el trabajo y el sacrificio que hicimos con el equipo. Fue una buena recompensa. También disfruté mucho con mi gente, con mis amigos (algunos que ya no están), los mismos que estaban al comienzo de mi carrera y me apoyaban en esos momentos. Además estaba mi familia, los sponsors que siempre están y sobre todo por esas personas que no conozco y que están al costado del camino alentando o se llegan a los distintos lugares a saludarme y brindarme ese apoyo que me da muchas fuerzas para seguir adelante.