
“¡Wow, que carrera increíble! ¡La más dura que me tocó correr!”. Por la cabeza de Kevin Benavides, apenas llegado a la meta del Rally Dakar, y con ello convertido en ganador en Motos, habrán pasado miles de imágenes. Las lágrimas que se pudieron ver en fotos y videos son un resumen quizás de todo esto. Tanto sueño, tanto esfuerzo, tanto golpe, tantos kilómetros, finalmente tuvieron una razón de ser.
De flamantes 32 años (Kevin nació en Salta el 9 de enero de 1989), su formación como piloto de motos tiene un origen: el norte argentino. ¿Quién no lo recuerda viniendo a correr a Tucumán, traído por su papá, Norberto, endurista de la primera hora?
Tenía nueve años cuando empezó a competir en su tierra. Y, a medida que fue creciendo, las pistas norteñas fueron el escenario de sus progresos. Ganó infinidad de pruebas en el enduro, sumó títulos (10 de ellos en su provincia) e incluso, dos veces, ganó el Rally Transmontaña. En ambos casos, lo hizo con Walter Ibáñez (2006 y 2010). En cuanto a los grandes desafíos norteños, se adjudicó en cuatro oportunidades en el Sun’s Race de Tartagal.
Benavides, además de correr y ganar en Tucumán, hizo muchos amigos. Estos, desde la madrugada del viernes, comenzaron a saludarlo en masa en las redes sociales. Y no es para menos: uno de los suyos, de los que transitó por sendas y pistas, se convirtió en el primer argentino en subirse a lo más alto en Motos en el Dakar.
Antes de que el salteño se convierta en una estrella del cross country y puntualmente del Dakar, se coronó varias veces campeón argentino y sudamericano de enduro.
En 2009 pasó al plano internacional. Entre sus conquistas, se anota un tricampeonato latinoamericano de enduro en las categorías Junior, E2 y Scratch. Compitió en España y en Italia por un buen tiempo. En 2015 se lució en el Rally de Marruecos, en el Dakar Series Desafío Guaraní y desafío Camino de la Independencia de Colombia.
¿Y qué hay del Dakar para Kevin, antes de su consagración con Honda? En 2016 debutó ganando la Etapa 3, lo que le permitió convertirse en el primer argentino en ganar una etapa en la historia de la competencia. En 2017 no pudo participar porque se lesionó mientras entrenaba para la prueba. Volvió en 2018 y fue segundo, peleando por el triunfo hasta el final. Al año siguiendo fue quinto, y en 2020 abandonó por rotura de motor, mientras estaba tercero.
Lo de Kevin es el triunfo de la confianza personal, del trabajo, de la insistencia y del talento.