
Hay un detalle en el auto de Héctor Farina que se exhibe en el Museo del Automóvil del autódromo de Las Termas que para muchos pasa inadvertido, pero que con el paso el tiempo se convirtió en todo un símbolo de que los sueños muchas veces pueden convertirse en realidad.
“Santiago necesita un autódromo. Entre todos podemos construirlo. 1985” se puede leer en la parte trasera del Dodge 1.500 que Farina manejó en sus años como piloto de la Monomarca. En esta categoría ganó varias carreras y se coronó campeón en 1987 y 1988.
Mucha agua pasó debajo del puente de “Toti”, que llegó incluso a manejar un coche del Turismo Carretera, a finales de los 80. Pero aquella frase se hizo carne cuando en mayo de 2008 finalmente pudo ver convertirse en realidad aquel sueño. Con el paso de los años, erigido en administrador de la espectacular pista santiagueña, Farina es todo un símbolo del automovilismo de la región.
“Toti”, nacido en Arrecifes (Buenos Aires), conformó una carrera deportiva destacada. En 1972 corrió en la Fórmula 2 Nacional (ganó en Concordia). Luego se radicó en Santiago del Estero y llegó a acelerar en la “Vuelta del Noroeste” (ganó en 1978), y en Turismo Nacional, en tiempos en que se competía en ruta y en autódromos.