“Dios no quiso que me mate”

La historia surge de una secuencia de fotos, algo difícil de encontrar de aquella época. Con un análisis minucioso podemos distinguir en las imágenes al mismísimo Rubén Cayetano Salim junto a su auto, un Coupe Fiat 125 color borravino.

Cuando la encontramos, automáticamente decidimos llamar a Rubén para que nos cuente la historia de las fotos. El piloto, muy atento, nos comentó con lujo de detalles: “eso fue en una Vuelta del Norte en el año 1975, carrera con puntos para el campeonato nacional. Yo venía detrás de un Peugeot que no me dejaba pasar, metido en la tierra que levantaba a su paso. Estaba ‘loquito’ ya por la situación, por lo que en un sector en el que el camino doblaba yo no me di cuenta y seguí derecho”.

Al observar la foto 3, surge la duda de en qué quedó agarrada la coupé para no caer. “En nada, nada lo sostenía. Es más, la estuve frenando hasta que vino un tractor a sacarme. Cuando solté el freno automáticamente quedó suspendida en el aire, se movía como un péndulo. Era muy profundo el precipicio. Ese día Dios no quiso que me mate”, confesó Rubén, todavía asombrado.

Pensábamos que la historia terminaba ahí, pero no, aún había más. “Cuando me sacaron del precipicio seguí compitiendo, porque si arribaba al parque cerrado antes que el rastrillo podía seguir en carrera. Pero como iba ‘loquito’ por llegar me comí un vado, el auto saltó y cuando cayó se despanzurraron las ruedas. Ahí quedé, recién en ese momento abandoné la prueba”, agregó el histórico corredor.

De esta forma pudimos revelar el misterio y la historia detrás de una serie de fotos, que, como casi todas las secuencias de aquella época, nos permite apreciar que cada carrera era una aventura y cada aventura tenía mil anécdotas.

 

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