
Sin lugar a dudas, una de las mejores épocas del automovilismo tucumano, fue cuando se formó el Club de Pilotos Monomarca, la de los famosos Dodge 1.500. Se trataba de una categoría que nació en un momento en que el automovilismo del país pasaba una etapa difícil.
Y vaya si Monomarca fue importante. En ella se juntaron los mejores pilotos, con aquellos que no tenían tanta experiencia. Por eso era común ver a importantes nombres con mucha trayectoria en la pista, junto con corredores que se subían por primera vez a un auto de carreras.
Después de algunos años, la categoría se transformó en TC 1.500 del NOA. Ya con otras marcas, además de Dodge, siguió brindando buenos espectáculos y además lucha de marcas, cada una con sus hinchadas. Pero, es bueno recordarlo, las hinchadas eran de los pilotos.
Así fue que pasaron muchos nombres, y uno de los que pasó por la categoría fue el, por aquella época famoso cordobés Ariel Griffo, más conocido por el Príncipe Ariel. Se trataba de aquel cuartetero del grupo Chunchulas, que por mediados de los noventa había tomado fama a nivel nacional. Cuando llegó al TC 1.500, lo hizo con un montón de seguidores. Para los tucumanos, además de verlo en pista, era aún más llamativo porque era pareja de Gladys, La Bomba Tucumana, que también por aquel entonces ya era una verdadera estrella a nivel nacional, en el contexto de la música tropical.
Esta pareja, por un tiempo, fue la que atrajo todas las miradas cada vez que la categoría se presentaba en los distintos escenarios. Muchos iban para verlo correr a Griffo. Pero seguro que había quienes sólo iban para estar al lado de sus ídolos, “La Bomba y el Príncipe”.
En las imágenes que acompañan a esta nota, se puede ver a la pareja con su hijo Santiago, hoy también famoso en el ambiente de la farándula nacional.
Motorplus Tucumán les propone, además, como frutilla de este “postre” de historia, hacer click en este ENLACE. Se trata de un compacto de imágenes que encontramos del programa Todo Motor, de una carrera en el autódromo “Nasif Estéfano” que ganó Lucas Mohamed y en la que Griffo terminó 4°. Lo que se ve es, sencillamente, imperdible.