
Fue allá a principios de los años 80 cuando comenzaron a llegar al país motos importadas. Y por supuesto Tucumán no tardó en tener a sus adictos. Jorge Chico fue uno de ellos. Si uno mira el apellido, rápido se dará cuenta de que su pasión por los fierros viene por el lado de su tío “Cacho”, que fue uno de los grandes pilotos que tuvo la provincia.
“Me acuerdo que cuando era chico mi tío corría en motos y cuando iban a probar, iba con ellos. Me subía a la moto que iba arriba de la camioneta, cuando todavía no estaba en el autódromo. Se corría en el parque, en la zona de La Pérgola. Después fue cuando comenzó a correr en auto. Me dejaba que le lleve la coupé hasta el autódromo y, cuando había que asentarla, me dejaba que dé vueltas en el autódromo. Pero duraba poco porque me entusiasmaba y comenzaba a acelerar y entonces me bajaban. Después ya me compré la 750 y comenzaron las andadas en moto”.
-¿Por qué las motos?
-Porque en esa época no había mucho automovilismo y éramos muchos los que teníamos motos y se armaron grupos lindos y nos divertíamos. Con “Lalo” Olaz fuimos amigos desde los 13 años. Yo tenía una Kawasaki 750cc.
-¿También comenzaron las competencias?
-Sí, el que organizaba competencias en esa época era “Cutungo” Giobellina con la cooperadora de la policía. Yo debuto en una de esas carreras. Corríamos en el autódromo, la mayoría lo hacíamos con las motos originales, de pantalón vaquero y botas de cuero. Gané esa carrera. De los que me acuerdo que estaban puedo nombrar a “Lalo”, que era mi amigo, el “Negro” Lucena, Alfredo Cabello. De Santiago del Estero venían el “Pirco” Gómez, “Burbuja” Catan, también Marcelo Auad. Hugo Marcantonio comenzó un par de carreras después, éramos muchos.
-¿Cuándo comienzan con las 440 cc?
-Creo que fue en el 85. Se forma la Asociación de Motociclismo que fue encabezada por el “Gaucho” Albornoz. Comenzaron a hacer carreras con varias categorías y ahí formamos la 440cc. Me acuerdo que nos juntábamos en la casa de Luis Mazzuco. Con la categoría hicimos más de diez carreras y también corrimos en Salta, compartiendo con categorías nacionales. Ese año salió campeón “Ruly” Becker y yo fui segundo.
-¿También hubo una incursión por Buenos Aires?
-Sí, nos enteramos de una carrera en el autódromo de Buenos Aires y fuimos. Me acuerdo que yo le compré una moto por teléfono a un chico de apellido Faraone, que las motos en Buenos Aires. Cuando llegué para la carrera me di con una moto estándar, nada que ver de lo que me había dicho. “Ruly” Becker salió tercero, yo largué sin primera, quedé ultimo, después llegué a estar cuarto, pero faltando una vuelta se paró por un problema en el carburador.
-Pero quizás en esa época las carreras en circuitos no eran todas las opciones para los que tenían motos…
-La verdad que no. Las opciones eran muchas, pero la verdad es que eran muy arriesgadas. Pero con esa edad y esas motos, no pensábamos mucho. Entre varias, puedo contar sobre una que hacíamos y que era muy buena. Nos juntábamos en algún lugar y alguien decía: “vamos a tomar un café en Las Termas, el que llega al último gana”. Imagínense cómo seguía la historia…..
Jorge después incursionó en el automovilismo, pero esa es otra historia…