Restan tres carreras para cerrar la temporada. La siguiente parada será en Qatar, el 21 de noviembre. Pero a juzgar por lo sucedido en el GP de Brasil, hay que decir que lo que viene de la F-1 será para alquilar balcones. En Interlagos ganó el británico Lewis Hamilton y achicó un poco la brecha que lo separa del neerlandés Max Verstappen.
El campeón fue contundente y supo sobreponerse a las duras circunstancias que vivió en esta carrera. En una pista estrecha, hubo algunos roces desde la partida. Y el desarrollo resultó frenético.
Los Red Bull se hicieron del 1-2, y el quinto giro ya Hamilton estaba 3°. Luego hubo dos ingresos del auto de seguridad, y a la salida del segundo, el piloto de Mercedes superó la línea de “Checo”, con una acción destacada, favorecida por el DRS. Así, la batalla por la punta quedó establecida entre los corredores dominantes de la temporada.
Superada la mitad de la carrera, Hamilton comenzó a acechar a Verstappen: se puso a poco más de un segundo. Luego siguió otra batalla, la de los pits para el cambio de neumáticos, con aceitadas maniobras de los equipos.
Fue tal la pelea del neerlandés y del británico, que hubo incluso un intento de sobrepaso que superó los límites. Los autos de los dos se fueron afuera, porque el líder estiró el frenaje como respuesta al ataque. Pudieron volver, pero el Mercedes perdió rendimiento y el Red Bull retomó su ventaja.
Sin embargo, Hamilton no paró de atacar. Y logró su objetivo en la vuelta 60. Desde entonces, el potente motor de su auto hizo mayor diferencia. El ritmo que impuso resultó sorprendente, hasta la victoria.
Sobre el final, Pérez, con neumáticos nuevo, logró el récord de vuelta. El finlandés Valtteri Bottas (Mercedes) fue 3°.
Ahora, en el campeonato manda Verstappen, por 14 puntos sobre Hamilton. Lo dicho: lo que viene será una locura.