
Allá por la primera década del nuevo siglo, y en la parte inicial de la segunda, Graneros fue una plaza recurrente en el Campeonato Provincial de rally.
De sus difíciles caminos (llenos de polvo, con vizcacheras, largas rectas y tramos angostos) mucho se puede decir. Pero un lugar se llevaba el favor del público: el vado del río Marapa.
Para quienes decidían ubicarse en el lugar, el espectáculo estaba asegurado. Una de las imágenes que acompañan a este texto es de la temporada 2011 y da cuenta de lo aquí señalado: un Fiat 128 transita por el concreto del camino, y otro yace fuera de él, a merced de las aguas.
Mucha agua en suspensión, visibilidad limitada, cambio de temperatura en los motores, carburadores mojados, piso inestable y, para coronar las dificultades, una subido da tierra que, a poco de que los autos descargaran allí el líquido de sus pasos por el río, pasaba a ser una trepada con barro. Un cóctel explosivo.