“Uno no cree, hasta que le toca”

Transita por la segunda semana de aislamiento, solo, en su casa. Pero para Maximiliano Bestani, más allá de que haberse contagiado de covid-19 le trajo algunas molestias, lo más fuerte fue haber visto que toda su familia se contagió. Y, en el caso de su mamá, no la pasó nada bien. Por eso, su relato es firme y claro, haciendo hincapié en el respeto que la población debe dispensarle a esta enfermedad.

– ¿Cómo estás, a más de una semana de conocer tu positivo?

– Tengo falta de gusto, de olfato, me siento muy congestionado, con algo de dolor de cabeza. Es como si fuera un estado gripal fuerte.

– ¿Cómo fue tu proceso?

– Me hisopé el lunes de la semana pasada para control antes de la carrera de la Clase 2 del TN en San Nicolás, y me dio positivo. Yo no tenía síntomas, no sentía nada. Como quise estar seguro, me fui a otro laboratorio para confirmar. Y también di positivo. Entonces inmediatamente me aislé. Mi novia, que está embarazada, se hizo el test y, al dar negativo, se fue a casa de su mamá.

– ¿Qué pensaste en ese momento?

– Que me pasó a mí, y que no podía hacer nada. Me perdí la carrera, pero por algo se dio así. Si viajaba y me daba positivo allá, iba a viajar y sufrir a la distancia. O quizás hubiera contagiado a la gente de mi equipo. Sí me dio pena en lo deportivo, porque sabía que el auto andaba bien y tenía buenas posibilidades. Ya pasó, ahora estoy pensando en Paraná.

– ¿De qué manera estás pasando el aislamiento?

– Los días de la semana se me hacen cortos. Estoy trabajando desde casa. Trato de no pensar en la enfermedad, para estar positivo. No quiero que esto que me pasa me tire para abajo. Sí, por los efectos, a veces tengo ganas de no hacer nada. Siento bastante sueño. Pero los compromisos laborales me animan.

– Además de tu propia experiencia, tu propia familia pasó por una situación similar. ¿Es así?

– Sí, toda mi familia tuvo covid-19, fui el último en caer. Mi mamá la pasó mal, estuvo con oxígeno, con un cuadro delicado. Salió adelante, incluso dos veces la tuvieron que internar. En papá los síntomas fueron leves. Mis hermanas y cuñados tuvieron neumonitis.

– ¿Qué te hace pensar todo esto que estás pasando?

– Uno no cree en el virus hasta que le toca. No estaba relajado, le tenía respeto, me cuidaba. Pero todo lo bien que yo había hecho no fue suficiente para lo que hace el virus. La confianza no alcanza. Después de lo mal que lo pasé con mi familia, digo que hay que hacer las cosas justas y necesarias. Hay que tomar conciencia de una vez por todas. Sobre todo, les digo eso a los más jóvenes. Ellos no asumen el daño que pueden hacer. En mi caso, por esta enfermedad perdí a mi suegro el año pasado. Y sufrí mucho por mi familia.

– ¿Cómo sigue lo tuyo?

– En lo particular, espero tener el alta el domingo. Ojalá que después de esto quede bien físicamente, para volver a hacer la actividad cotidiana. Sin entrenamiento, pierdo masa muscular y eso se siente en las carreras. En general, sé que vamos a convivir muchos años con esto. Este virus nos cambió la vida, ni siquiera una vacuna alcanza. Por eso, habrá que seguir estando muy atentos.

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