Linda historia con los Daz

Los hermanos Lorenzo y Bautista Daz, que corren en la categoría Rotax Buenos Aires bajo la estructura del equipo de Ángel Trobbiani, antes de la ultima competencia y luego de largo tiempo sin poder subir a los autos,  junto con su papá Mario se llegaron por el taller del equipo para medir las butacas y algunas cosas más de sus karts antes de la carrera. Luego de esa visita, Mario nos mandó unas fotos muy lindas de sus hijos subidos a un auto de Turismo Carretera de hace décadas. Con ellas, se puede ver cómo los pequeños pilotos unieron años de una historia del automovilismo.

Nos pareció bueno saber un poco más de esa máquina. A esta historia directamente la contó Trobbiani, de esta manera.

“Hola gente de Tucumán, soy Ángel Trobbiani, titular del equipo, en el cual la familia Daz confió para hacer este deporte tan hermoso que es el automovilismo. Estuvieron en el taller, donde está esa cupé de TC (Turismo de Carretera) por la cual se vieron muy interesados en saber su historia, sacarse fotos y compartir esta pasión que nos une”.

“Esa cupé es una Chevrolet 1938, con motor seis cilindros, cuatro bancadas, un motor que es del camión Guerrero, tres carburadores de dos bocas, carter seco. El que armo y corrió este auto es mi suegro, Guillermo Francisco Martín (que ya no está entre nosotros, seguramente está de gira por algún circuito del cielo), que fue el primer tesorero de la ACTC (Asociación de Corredores de Turismo de Carretera)”.

“Esta cupé es la última de varias que armó Martín con las que corrió durante muchos tiempo. Entre las carreras más importantes en que compitió estuvo la Buenos Aires-Caracas (cerca de 10.000 kilómetros, la más larga de la historia de la categoría). La que está en el taller se usó hasta 1966 en la Vuelta de Junín y se guardó. Desde entonces se mantuvo así como terminó. Muchos se ríen cuando les cuento que las cuatro gomas están todavía infladas. La cupé después de tantos años sigue en funcionamiento”.

“Se hizo en el taller con el esfuerzo de la familia, mecánicos amigos, acompañantes. Una anécdota de lo que era la locura por el automovilismo con esta cupé, es que cuando se terminaba de armar se salía durante la noche para asentarla. Lo hacían Martín, su esposa y llevaban a su hija (hoy mi esposa) muy chiquita, a la que le ponían un colchón sobre los tanques de nafta que tenían 190 litros. Una verdadera pasión y locura que hoy se mantiene viva en todos los integrantes de este equipo. Estamos honrados que tanto Lorenzo como Bautista se hayan podido sentar en ella, porque es parte de la historia del automovilismo, pero parte de verdad. En aquella época no eran sólo pilotos, eran héroes y hoy ver a estos pequeños pilotos con un gran futuro nos llena de orgullos”.

Gracias Ángel Trobbiani, por estos lindos recuerdos.

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