
Un terreno intrincado, con un enemigo invisible, al que no hay que subestimar. Ese es el escenario y la situación que se vive con el coronavirus. El automovilismo, y las más de 40.000 familias que viven de él en todo el país, representa una de las víctimas de esta enfermedad, dado que, desde que se ordenaron medidas sanitarias restrictivas, ya no hubo carreras. Y por más que en numerosos sitios del país se habilitaron las prácticas, esto no suple de ninguna manera la fuente laboral que brinda la competencia.
Existía expectativa porque el fin de semana vuelva la actividad nacional. No sólo por la presentación propiamente dicha del Turismo Carretera, sino también porque un retorno de estas características habría de ser tomado como un punto de apoyo para que las divisiones regionales puedan darle alas también al sueño de volver. Pero no podrá ser.
El TC tenía previsto volver en el autódromo “Roberto Mouras” de La Plata, pero a instancias de las autoridades sanitarias, la ACTC anunció que no están dadas las condiciones. Inmediatamente, se iniciaron gestiones para intentar concretar la vuelta para el 6 de septiembre.
Cabe aclarar que, en los test realizados a 300 personas en el autódromo platense en los días previos, se detectaron siete casos sospechosos de covid-19. Fueron aislados, esperando hisopados.
Este último punto es el que tiene en alerta a las autoridades y a los dirigentes. Un momento tan sensible como el que se vive por la cantidad de casos en todo el país requiere de prudencia, de responsabilidad, de respeto. Apurar tiempos, ahora, sería contraproducente. Sin ir más lejos, en Tucumán hay que tomar el caso de Fabián Scalora, que dio positivo y debió ser internado. ¿Qué pasaría si se habilitan las carreras y se dan situaciones de contagio, tratándose los deportes mecánicos en esas tierras de actividades amateurs, es decir, limitadas en recursos?
Muchos pilotos profesionales del TC, el Súper TC2000, el TN, el Rally Argentino y el Top Race se manifestaron en Twitter por la necesidad de que el automovilismo vuelva. Y está bien que lo hagan. Se trata del trabajo de ellos y de toda la gente que lo acompaña. Defender la fuente laboral es justo y necesario. Como también lo es atender las normas sanitarias. ¿Estamos todos convencidos de eso, o caeremos en las mismas malas prácticas que se ven todos los días en calles de ciudades y pueblos de la Argentina?
Lo óptimo sería llegar a un punto de acuerdo y entendimiento. Ojalá así sea.