
Rezos, llantos de sus colegas. Maniobras de reanimación desesperadas. El trágico final del portugués Paulo “Speedy” Gonçalves en el Rally Dakar 2020 cambió el sentido de la etapa 7 en Arabia Saudita. Ignacio Casale, piloto de Cuatriciclos, brindó una síntesis del sentimiento generalizado: “El resultado pasa hoy a un segundo plano”. “Hoy es un día muy triste aquí en el Dakar. Descansa en Paz, Paulo”, escribió en su cuenta de Twitter Carlos Sainz, el líder de la competencia en Autos.
El de Gonçalves, uno de los pilotos más queridos en el ambiente Dakar, es el primer accidente fatal de un participante en cinco años; fue en 2015, cuando el motociclista polaco Michal Hernik falleció por deshidratación en San Juan. La lista llega ahora a 29 participantes muertos en el Dakar, de los que 21 han sido en motos. En total, se contabilizan 64, sumando espectadores y otros durante la historia de esta durísima prueba.
El kilómetro 263 de la séptima etapa del Rally Dakar es un área en la que sólo hay arena. Está ubicado en pleno desierto, entre Riad y Wadi Al Dawasir. Allí se armó un pequeño altar. Allí, algunos pilotos se detenían conmovidos. Uno de los corredores que se detuvo a ayudar fue el australiano Toby Price (KTM), último ganador del Dakar y tercero en la clasificación general de la actual edición. Kevin Benavides, que había empezado muy fuerte, se paró también para ayudar, por lo que cedió más de 6 minutos y medio, que luego le fueron devueltos por la organización.
La séptima etapa tenía 546 kilómetros cronometrados. Contemplaba una ruta muy rápida entre valles de arena y dunas en dirección al “Cuarto Vacío”, un área de desierto de 650.000 kilómetros cuadrados.