Pone el corazón en una moto

Que Emmanuel Guevara se haya convertido el fin de semana pasada en el campeón argentino del Campeonato de Navegación en la división Motos M1 es un mojón en la carrera deportiva de un piloto que está en un continuo crecimiento.

“Emma”, para quienes lo conocen, el un “hombre a una moto pegado”, parafraseando un antiguo soneto de Francisco de Quevedo. Horas después de llegar a Tucumán desde San Juan (el sitio de su coronación), el piloto escribió un muy lindo texto en su cuenta de Facebook. Es tan claro, contundente y emotivo, que Motorplus Tucumán decidió compartirlo con ustedes…

“Compré la moto como un sueño personal… algún día la venderé por un sueño común. 

He conocido motociclistas y pilotos que me han enseñado algo y me han enriquecido como persona, de los cuales a muchos considero mis amigos. Me he mojado, he tenido frío, he tenido calor, me he reído mucho dentro del casco, he hablado mil veces conmigo mismo, canté y grité de alegría como loco. Y sí, también lloré. He conocido lugares maravillosos y he vivido experiencias inolvidables. A veces perdí el trasero de dolor y otras veces sentí miedo. Muchas veces he hecho cosas asombrosas, de las yo me sorprendí, y otras veces terminé en el sanatorio. Me detuve mil veces a mirar un paisaje, he saludado y hablado por horas con perfectos desconocidos, cuando en la vida me cuesta hacerlo con gente que veo todos los días. He salido con todos los demonios adentro y he vuelto a casa con la paz en el corazón, el mismo corazón que hace esforzar y sacar lo mejor de uno mismo. Otras veces pensé que era peligroso y todas la veces que subo a la moto pienso en lo maravilloso que es.

Por momentos dejo de seguir hablando con quien no entiende y paso las horas haciendo esto con alguien que ni siquiera podría hablar. He gastado dinero que no podía con renuncias y sacrificios. Pero lo vale por ese momento en que estoy arriba de la moto. 

No es un medio de transporte, ni un pedazo de hierro: es la parte perdida de mi alma, mi espíritu, mi complemento y mi forma de vida. 

Simplemente, me pongo el casco, escuché el hermoso sonido del motor, y sonrío…”

 

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