Collado, una llama inextinguible

Miguel Ángel Prato, un preparador de motores, dijo alguna vez en rueda de amigos: “a Ricardo Collado no le dejen la puerta abierta de un auto de carreras que se sube y se va.” Tan cierto, como que “Corcho”, a los 67 años, acaba de coronarse nuevamente campeón en el Rally Tucumano, esta vez en la clase A-6, con un VW Gol navegado por Jorge Allub.

– Campeón, cuando parecía que el título iba a parar a otras manos…

– No puedo creer que haya salido campeón. Pasa que Agustín Cerutti me había sacado tantos puntos de ventaja, y yo venía perdiéndolos. Cuando yo estaba primero en el campeonato, me tenía fe, por mi experiencia. Cuando en la fecha que se compartió con el Argentino tuve problemas con la palanca de cambios, pensé que mis chances se esfumaban. Aunque sabía que después iba a competir hasta el último metro.

– ¿Es verdad que llegaste al Coronación casi sobre la hora?

– Sí. Antes de la carrera de Tafí del Valle, el jueves, quise probar el auto, pero se rompió la caja de cambios. Le dije a Marcos Núñez que me consiga una con el muchacho de Catamarca que solía atenderme, de Miguel Lobo. Lo hablé y me ofreció una arrimada. Quise alquilarla, pero no me quiso cobrar. Marcos no tenía a quién mandar y Eduardo Lai, un chico de San Pedro de Jujuy que vino a Tucumán al cumpleaños de su mamá y, de paso a saludarme, dejó todo y se fue a Catamarca a traer la caja. Volvió tipo 20 y el equipo se puso a armar el auto como a las 23. No tenía dónde ni cómo probar. Así fui a correr.

– La suerte del campeón…

– La verdad que para esta última fecha se alinearon los planetas. De no creer.

– ¿Hay chances de saber cuántos campeonatos tenés en tu carrera?

– Pienso que ya superé los 40 títulos, entre karting y rally. La última vez que gané un campeonato en Tucumán fue hace unos tres años.

– ¿Pensaste en trazar alguna estrategia para el Coronación?

– No tenía chances, porque Cerutti tenía diferencia de 15 unidades, y “Beroso” Ortega y yo estábamos casi igualados en puntos. Decidí correr tranquilo desde el propio superprime nocturno del viernes y así me mantuve en las etapas. Después de la del sábado, que ganó “Pablito” Morán, yo ya me vi con mejores posibilidades porque estaba 2° y “Beroso” 3°, con Agustín retrasado. Y ya durante el domingo era cuestión de acelerar nomás. Y el “Colorado” terminó quedándose en el último prime.

– ¿Cuándo supiste que eras campeón?

– Cuando llegué al parque cerrado me enteré por “Ricardito”, mi hijo, que Cerutti se había quedado. Lo había confirmado José María Posse, que largaba atrás, a la mesa de control. Empezó entonces la duda sobre qué pasaba con el campeonato. “Beroso” había ganado la etapa del domingo y yo la del sábado. Hubo que hacer muchas cuentas y terminé saliendo campeón creo que por 3,85 puntos. Todo fue peleadísimo hasta el final.

– ¿Qué se siente después de tantos vaivenes?

– Ni yo creo esta definición. Ya venía de una gran alegría cuando gané la general de la clasificación en el Rally de Ojo de Agua, por el Santiagueño, y con un auto que no conocía, como el Ford Fiesta Junior de Pablo Peláez.

– Tremendo espíritu el tuyo, ¿no?

– Cuando se trata de carreras, me siento un changuito. ¡Hasta que me miro en el espejo, jaja! Tengo un espíritu de joven. Cuando me subo al auto me pasan los dolores, los problemas. Me olvido de todo.

– ¿Qué te dijo tu hijo de todo esto?

– “Ricardito” estaba muy feliz. El domingo me dio la sorpresa y fue a la carrera. Estuvo a la par del equipo, pendiente de que nada se olvide en el auto, me iba a esperar a la salida de los primes. Tenerlo cerca fue una emoción muy grande. Pensar que yo me subo al auto de él porque no quería correr y termino ganando el campeonato.

– ¿Se te puede preguntar qué pensás hacer en el futuro?

– En otras oportunidades, al final de una temporada, solía pensar, y a veces decirlo, que había sido mi último año. Ahora digo que no. Esto que logré me dio más fuerzas que antes, es más estoy pensando en una invitación que me hicieron. Es por una copa que harán en el Argentino de Rally, para mayores de 55 años. Me preguntaron si querría participar. Lo único que me frena es la falta de auspiciantes. Será con autos Mitsubishi y Subaru. Estoy analizando qué hacer. Lo seguro es que esta historia continuará…

 

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