El subcampeón tiene la palabra

En la lejana Viedma, Pablo Ortega logró un objetivo: el subcampeonato argentino de la Clase 2 de Turismo Nacional. Al comando de un Fiat Palio del FP Racing, terminó 2° en la carrera final y se aseguró la cantidad necesaria de puntos para desbancar a Pedro Boero y a Agustín Herrera, que lo antecedían.

– ¿Qué podés decir de lo logrado?

– Que hubiese sido lindo ganar y obtener el subcampeonato, o sea los dos logros juntos. Pero es difícil correr contra un auto como el Toyota Etios que manejó Gastón Grasso, que tiene un reglamento nuevo y cuenta con más potencia. Igualmente, estoy contento por lo obtenido, algo impensado en una temporada en la que tuve cuatro abandonos.

– ¿Estabas obsesionado con la victoria?

– Quería ganar. Este que practico es un deporte muy ambicioso, en el que siempre se quiere más. Por ahí hubiera tenido otro sabor si venía cuarto, por ejemplo, y terminaba segundo. Otra cosa es venir primero y que te saquen así el puesto. Pero bueno, son carreras, Grasso andaba más rápido que yo y hay que bancarse el asunto.

– ¿Te sorprendió el andar de Grasso?

– Él lo hizo muy sencillo. Así como superó al segundo y al tercero en poco tiempo y distancia, me llegó y me atacó. Casi no dio tiempo a nada para defender el puesto. Dije que parecía que tenía una moto de pista porque fue la realidad.

– No se dio el triunfo, pero sí el subcampeonato…

– Fue un gran fin de semana. Empecé bien en los entrenamientos, seguí así en la clasificación y en la serie. Sabía que Boero y Herrera, que estaban delante de mí en el torneo, no iban a ser fáciles de superar. Pero ellos fueron de mayor a menor, todo lo contrario de lo que pasó conmigo.

– ¿Podrías haber sido más contundente en la final?

– En la final venía bien, tranquilo, administrando la diferencia que le llevaba a Federico Alonso, que no me podía llegar. Cuando lo exigía un poco más al auto, respondía. Quizás tenía para sacar más ventaja, pero me parecía que no era necesario desgastar el auto o exponerme a una equivocación. Además, iban 12 vueltas y nadie se pasaba, nadie intentaba nada. Pero en una vuelta y media apareció Grasso y el panorama cambió por completo. Cuando me pasó, tampoco tuve chances de acercarme, o de pelear: yo venía al límite y él más que tranquilo.

– ¿Es verdad que casi no vas a Viedma?

– Sí, Cuando terminó la carrera pasada en Posadas no tenía ganas de ir a Viedma. Yo había ido a Misiones con todo el entusiasmo de sacar los puntos necesarios para pelearle el campeonato a Alfonso Domenech en la última fecha. Pero él se quedó con el título y me sentí frustrado, no quería saber nada. Después, hablando con mi familia, con mis amigos, con todos, fui tomando conciencia de lo que es pelear por un subcampeonato. Eso me dio fuerzas para ir a la última. 

– ¿Y ahora qué viene en tu carrera?

– Hay cosas por analizar, para sacar conclusiones cuanto antes. Eso queda para los próximos días. Y con respecto a 2017, voy a seguir con el mismo equipo y, en un principio, con el mismo auto. Pero estamos hablando para armar uno nuevo, otro Fiat Palio.

 

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