
Aunque haya pasado un par de días de las competencias pisteras en el autódromo “Martín Miguel de Güemes”, mucha gente se pregunta aún qué pasó para que se registren tantos incidentes en carrera, que no pasaron a mayores sólo por esas cosas del destino. ¿Vehemencia, falta de control de los pilotos o simplemente situaciones de carrera? Lo cierto es que hubo vuelcos, toque fuera de lugar, autos saliendo de pista y poniendo en peligro a espectadores y mucha bronca, pilotos asistidos por el servicio de sanidad en la pista y también en sanatorios. Y otra pregunta: ¿está el circuito salteño en condiciones de seguridad apropiadas, tanto para corredores como para público?
Según se escribió en Autopodio, la jornada fue accidentada para todas categorías: “Ibarra, Mario Allende, Estéfano Saluzzi, se llevaron la peor parte; además de Lucas Mohamed, Mauro D’Abate y Diego Belmonte que resultando ilesos. Camarda y Maldonado sólo sufrieron daños de chapa. Incluso, la cuestión se extendió hasta el piloto de las motos, Leandro Martín, a metros del sector trabado tras engancharse con otra moto la que quedó arriba de su humanidad, previo al ingreso al sector de giro lento.”
La publicación web amplió: “la categoría 07/1.100 salió a pista en la serie, y Mario “Pum-Pum” Allende perdió el control de su auto en la trepada de Scarcella y fue a volcar por al sector interno. Luego, el bombazo de Jorge Quintelo que encontró cruzado al de Ibarra en antes de la entrada a la viborita y la entrada del “pace car” en tres oportunidades durante la final por el sacudón de Belmonte contra el paredón, que afortunadamente no pasó a mayores. Además, una falla en la caja de cambios bloqueó la marcha del auto de Maldonado y Camarda no pudo eludir la maniobra en lo alto de “socios protectores”.
En La Gaceta online de Salta se publicó: “tan intensa como accidentada fue la final del TP 1.4. En las dos primeras vueltas ya habían liderado Schuarzman, Luque y Ortega. Mohamed recibía un toque desde atrás y salía despedido contra la alambrada que divide la pista y las malezas. Sin golpes, el piloto se bajó por sus propios medios. Pero el corazón del público se paralizó en la segunda vuelta. Los autos ingresaron a la curva 1 del circuito largo de 4.106 metros. A toda velocidad se dirigían al frenaje de la “Socios protectores”. Saluzzi se friccionó con un competidor, perdió el control del Fiat Uno de Lucas Petracchini y encaró hacia el talud y el alambrado que protege al público. El montículo de tierra hizo de trampolín al auto, que saltó por encima del alambrado, los espectadores y un auto estacionado, y cayó al camino de tierra que lleva al público hasta boxes. Y la tensión continuaba cuando el auto empezó a prenderse fuego. Estaban todos conmocionados, intactos, sin saber qué hacer. “Tify” pudo salir por sus propios medios. Por orden los comisarios, los banderilleros mostraron de inmediato la bandera roja. La carrera se paralizaba. El tumulto bordeó el Fiat Uno. Todos preguntaban si los espectadores estaban bien. Los bomberos sofocaban el incendio en el auto de Petracchini y se respiraba tranquilidad. Se temía lo peor, desgracia que -afortunadamente- no se hizo presente.”
Más adelante, La Gaceta salteña escribió: “a poco del final, D’Abate recibió un toque en la curva de “Socios Protectores” y fue a parar contra la pila de neumáticos. El piloto se bajó caliente. “¿Qué hizo? Me tiró a la mierda (sic)”.