
Más o menos por esta época, en 1999, Marcelo Chediac dio el golpe de su vida en el automovilismo deportivo, cuando ganó la carrera de la Clase 3 del Turismo Nacional en Tucumán. “Fue para el Día de la Madre, cómo olvidarlo”, contó el piloto. Paradojas del destino, octubre lo devolverá a las pistas después de nueve años sin acción: será en Salta, el fin de semana, como invitado de su sobrino Sebastián. “Seguro que también va a ser inolvidable, por un montón de cosas del pasado y porque, además, si ando bien, puede ser la llave para que vuelva a correr regularmente, en el TP 1.4” agregó el corredor, hoy de 46 años.
Chediac espera una carrera difícil, por la calidad de los pilotos y porque los autos tienen buen potencial. “Que vaya a haber muchachos con muchos pergaminos en pista no hace más que aumentar las ganas de estar ya mismo en pista y medirse. Y que los coches estén andando fuerte, es una invitación a aprovecharlos.”
El Fiat 128 de los Chediac contará con chasis y motor de Juan Pelleti. Su participación produjo una revolución familiar, lo que asegura que, el fin de semana, muchos de sus integrantes estén a la vera del “Martín Miguel de Güemes”, alentando. “Mis hijos, Lautaro y María Pía van a estar. Pero el caso más divertido es el de mi mamá: ella tiene 77 años y se puso como loca cuando le conté que corría. Me acuerdo que ella, cuando vino la crisis de 2001 y yo no tenía cómo encontrar presupuesto para competir, quiso vender la casa para dame plata. Ahora, me dijo que se va a tomar solita el colectivo a Salta. ¡A esta carrera no se la quiere perder ni loca!”