
“Hacía 26 años que no me subía a un vehículo de competición, hasta que empecé a hacerlo en el karting hace algunas semanas. Y todo por el proyecto de llegar al Turismo Nacional.” Con medida ansiedad y mucho entusiasmo, Gustavo Crespo vive la antesala de un paso deportivo de relevancia. El piloto que fue campeón de la F-4 tucumana en 1989 está próximo a retornar a la actividad en la C-2 del TN, nada menos que con un VW Gol Trend que está en armado en el taller del Mohamed Competición, en Yerba Buena.
– ¿Cómo es eso de haber empezado a hacer karting?
– Nunca lo había hecho y se me ocurrió que podía ser bueno volver a acelerar. Y lo estoy haciendo con un kart que lleva preparación de Gustavo Agüero; es un 150cc B. Al principio no encontraba ritmo, con las vueltas lo logré. Sentía muchos nervios, mi hijo Luciano me seguía de cerca, me hizo observaciones. Voy a seguir, haciendo modificaciones en el chasis para acomodarlo al manejo que yo quiero.
– Con vistas al siguiente paso que pensás dar, ¿creés que acelerar un kart es lo más adecuado?
– Lo que estoy haciendo no quiere decir que me sirva de parámetro para manejar otro auto. Yo le conté a Lucas Mohamed y él me dice que es buenísimo y que cuando me suba al Gol Trend me será más sencillo. Yo no lo sé, hay diferencias de potencias, de caja, de velocidades de curva. Ya veré qué pasa.
– ¿Hacés otras actividades complementarias?
– Sí, juego al pádel y hago algo de pesas en un gimnasio. Un mes antes del debut encararé otras tareas complementarias, para poder sobrellevar las carreras.
– ¿Y qué hay sobre ese debut?
– No veo la hora de que el coche se termine para que lo pueda probar. Ahora se reactivó el tema, luego de que Lucas volvió a entusiasmarse tras la situación que se generó por lo de su suspensión. Quizás se termine para fines de junio. Sería lindo debutar en Las Termas el 7 de agosto. Esa es prácticamente la única chance que tengo para hacer algo así, porque se trata del único circuito donde puedo girar y probar. Igual no me emplazo ni emplazo. No es sencillo hacer un auto y menos de la calidad que te asegura el equipo Mohamed.
– ¿Y en qué estado está la máquina?
– La carrocería está prácticamente lista, están comprados muchos elementos como butacas, pedaleras, relojes, volante, amortiguadores. Está viniendo también la parte electrónica. Faltan la bomba y la cañería de nafta y de aceite, entre otras cosas.
– ¿Cómo harás con la adaptación al manejo?
– Yo no tengo nociones de puesta a punto de chasis, así que la idea es que Lucas lo haga y lo ponga según su criterio. Recién ahí yo me subiría y empezaría a girar para ver hasta dónde puedo mejorar. Sólo así puedo plantearme correr.
– ¿Qué se siente estar cerca de algo tan intenso?
– Ya tengo hecha la licencia deportiva, y la ropa de competición, falta salir a pista. Estoy tranquilo. Lo tomo como un hobby, no como un desafío. Distinto será el momento en que, si todo va bien, me toca estar en carrera. Entonces sí seguro que me comerán los nervios. Pasó tanto tiempo desde que aceleré en una pista, que no puedo pensar en otra cosa.
– ¿Presión se siente?
– Cuando mi hijo Nicolás corre, yo le meto presión. Ya me dijo que cuando yo sea el piloto será él el que me dirá “¡acelerá, tirate, doblá!” Me dijo que está esperando ese día, jaja.
Cres



