René Mopty cumple 70 años, con su pasión por los “fierros” intacta

No fue muy difícil encontrarse con René Mopty. Un simple llamado concretó el encuentro, en el que con un café de por medio comenzamos una charla apasionante. Nos contó así su paso por el deporte motor, con momentos muy emocionantes. Se trata de un personaje que, decididamente, tiene su lugar en el automovilismo y en el motociclismo deportivo.

-Llegás a los 70 años y muy ligado al deporte…

-Sí, hoy soy el presidente de la Asociación Bicentenario de Motos Antiguas, con la cual realizamos varias actividades. La última fue llevar la bandera argentina por el trecho de ruta 40 de Tucumán. Los clubes de cada provincia recorren los trechos que les corresponde. Nosotros la llevamos desde Cafayate, en Salta a Santa María, Catamarca.

-¿Cuándo comenzás en el deporte motor?

-Fue en el año 87, como preparador de Diego Gálvez. Yo ya era profesor de taller de la Escuela Técnica N°2 y tenía mi taller. Un conocido mío, al que habían hablado para que atienda el auto de Diego, me pidió que lo colabore. Después yo preparé los motores. El primero fue el de Diego, con quien desde ahí también iniciamos una amistad.

-¿Estuviste siempre a la par de Diego?

-Sí, en sus comienzos como preparador y luego cuando él comienza a correr el nacional en el equipo Crespi seguí como asesor y amigo.

-Después, ¿qué otras cosas hiciste?

-Prepareé varios autos más, los de Salim, Carlos Chico, Carlos Nazar y los de mis hijos, Agustín y “Pitu”. Después tuve un tiempo largo como comisario técnico de la Federación, en todas sus categorías, hasta karting. Y también fui el técnico cuando se formó la FReNOA.

-¿Viste pasar a muchos chicos que hoy están todavía vinculados al deporte?

-Sí, Pablo Solis, el hijo de Oscar, “Luquitas” Candussi, “Seba” Chincarini. Eran chiquitos en aquella época.

-¿Cómo fue tu amistad con Diego Gálvez?

-Como para que entiendan la relación que yo tenía, en un solo año hicimos más de 30.000 kilómetros viajando a las carreras. Y fueron varios años. Como siempre dije , no éramos hermanos de sangre, sino de nafta.

-¿Quisiste ser piloto?

-Soy un piloto frustrado por faltas de divisas, pero luego lo compensé porque a todos los autos que preparaba también los probaba y, a veces, con el cronómetro en mano. Corrí una carrera como invitado.

-¿Y con los hijos?

-Por suerte les gustó lo mismo que a mí. Agustin corrió en categorías de fórmula y después en moto; “Pitu” hizo también fórmula y ahora es Deportivo de la Federacion. Y “Pablito” no corrió, pero me acompaña en la Asociación y viajamos juntos. El compartir con ellos es algo que no se puede medir.

-¿Y también llegaron los nietos?

-Sí, tengo cuatro: dos de Agustín (Bárbara y Santiago) y dos de “Pitu” (Micaela y Delfina). Son chiquitos todavía, pero Santiago, que tiene tres años, se queda a dormir con el abuelo, con la condición de que al otro día salgamos a dar una vuelta en moto. Eso te llena de emoción.

-¿Tuviste problemas como técnico?

-Siempre con el reglamento en la mano y con los instrumentos necesarios, no tuve problemas, porque siempre hice lo correcto. Cuento una anécdota: una vez tenía que ir a Salta y me llevó Miguel Reginato. En la carrera lo excluí a él y a Andrés, después me tuvo que esperar para traerme de nuevo y fue todo normal, no se mezclaba la amistad con lo reglamentario. Eso sí puedo decir: el automovilismo me dejó muchos amigos.

-Pero con Diego fue especial…

-Sí, totalmente. Diego era un excelente piloto, pero siempre estaba muy preocupado por su faz laboral, muy pocas veces se desenchufaba, cuando lo hacía parecía otro piloto. Con él también trabajamos para crear la Fórmula Renault del NOA.

-¿Cómo era la relación con tu señora, tenía que aguantarlos a los tres?

-María Lilia siempre nos aguantó con muchísima paciencia. Casi siempre nos acompañaba a las carreras. En la carrera que “Pitu” vuelca en Salta, cuando volvimos nos habíamos olvidado la llave del galpón en casa. Cuando fuimos a buscarla dejamos el auto lejos de la puerta para que no lo viera, pero salió y lo vio. “Ese auto está golpeado” nos dijo, así que le tuvimos que contar todo. También era la que controlaba los estudios. Una vez teníamos carrera y Agustín no aparecía por el taller. Cuando le pregunté me dijo: “esta carrera no voy a ser de la partida, tuve unos problemitas en la escuela”.

-¿Hoy tu tiempo es dedicado a las motos?

-Sí, tengo una DKW 125 que fue de mi papá, después mía, pasó a un empleado de mi papá, quien 20 años después me llamó para entregarme la moto. Armé una réplica de una RK y un par más desarmadas. Para andar tengo la Royal 650, que es con la que voy a todos lados.

-¿Qué es lo que se siente viajar en una moto de aquella época?

-Es el placer andar en algo viejo, que normalmente fue armado por uno y le mete mucha mano. Estás andando en algo que vos trabajaste y eso te da orgullo, es un sentimiento que sólo los que lo hacemos podemos sentir.

René Mopty, comenzó preparando motores. Con 70 años, sigue con la misma pasión como presidente de la Asociación. Para él, haciendo travesías en moto, la pasión continúa……

Desde la redacción de Motorplus le deseamos ¡feliz cumple René!

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