
Esta historia que aquí contamos es toda una síntesis de lo que genera MotoGP cada vez que se presenta en Las Termas. Sus alcances son increíbles en varios aspectos, aunque lo que contó el chaqueño César Ledrehoz trasciende lo común y se instala en el corazón.
César compartió en la cuenta de Facebook llamada MotoGP Argentina-Termas de Río Hondo un texto que bien vale la pena leer, y emocionarse…
“Hola gente. Voy a tratar de redactarles una situación que me tocó vivir este año en MotoGP. Esta historia comenzó cuando nos dirigíamos desde Chaco a Las Termas. Decidimos con dos amigos detenernos en un pequeño paraje que se encuentra entre la ciudad de Qumilí y Suncho Corral, dicho paraje se llama Yuchan. Al detenernos se nos vino una avalancha de niños y vecinos que se encontraban a la vera de la ruta a pedirnos respetuosamente sacarle fotos con las motos y con nosotros. Me hizo feliz que los niños pudieran subirse a la moto y sacar todas las fotos que quisieran. Después de una hora, decidimos continuar nuestro viaje hacía Las Termas con una gran sonrisa y satisfacción de realizar esa acción que los hiciera feliz a esos niños”.
La historia del aficionado chaqueño sigue…
“El sábado, cuando nos encontrábamos en el circuito de Las Termas viendo la clasificación tuvimos el agrado de conocer a una gran persona que se llama José Cadenas de la ciudad de Quimilí. Charlando con esta persona le comentamos que nos detuvimos en Yuchan para que los niños vieran las motos, a lo cual él responde que un niño de dicho paraje era conocido de él, ya que jugaba al fútbol en el club donde él es presidente. Y que este niño le envió las fotos; con mucha alegría le contó que las motos se detuvieron ahí. Yo me quedé helado al ver que las fotos que tenía José Cadenas en su celular eran las que este niño se tomó conmigo. Increíblemente, sólo de pensar que entre 176.000 personas yo fuera a conocer justo a José Cadenas, quien tenía mis fotos. Esto me llenó de alegría y satisfacción, así que decidí decirle a José que le dijera a este niño que el lunes, cuando regresamos, íbamos a parar de nuevo en ese paraje. Por lo cual decidí comprarle una gorra a este niño y llevársela como un pequeño presente”.
El final del relato de César es muy bueno…
“Al regresar el lunes nos encontramos con la ruta vacía en este paraje. Consultamos dónde se encontraban los niños y nos dijeron que por la mañana todos estarían en la escuela entonces. Decidimos acercarnos hasta la escuela para hacer la entrega de la gorra y darles a esos niños una nueva alegría al llegar con las motos. Me dio una gran emoción ver a todos esos chicos desbordantes de alegría. Es un poco extensa la historia, espero les guste. La verdad, yo sigo emocionado”.
César recibió muchísimos comentarios sobre el gran gesto que tuvo. Desde una experiencia deportiva, surgió una del corazón. Aplausos para él.